Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

sábado, 5 de agosto de 2017

Saber perdonar 5

Día 6
En este sexto día que tu intención sea pedir a Dios que te haga ser un instrumento de paz en tu familia para que con amor puedas vencer cualquier discordia familiar.
Reflexión. Mi familia, mi iglesia doméstica. “Ojalá hubiera tenido otro papá; ojalá mi hermano fuera más cariñoso; ojalá hubiera nacido en otra familia…” Y así se nos puede ir la vida, inconformes, con una fe “ojalatera”. ¡No, ya basta! “Esta es la familia que tenías que tener para que hoy seas lo que eres”.
¿Qué nos ha venido enseñando Cristo? En ningún momento nos ha dicho que no tendremos problemas, sino que nos muestra el camino para encontrar soluciones. Jesús parte de la base de que en general el mundo es difícil y está lleno de contradicciones; nunca nos ha prometido que no tendremos problemas, lo que sí nos ha asegurado es que encontraremos caminos hacia las soluciones y armas para vencer los obstáculos; el único requisito es confiar en Él y vivir en obediencia.
Lo grande de la vida, la paz y la felicidad no es evitar los problemas si no encontrar soluciones, sobre todo en el ambiente familiar.
Qué fácil es amar y recibir a aquel hermano dulce y tierno con el que nos llevamos estupendamente, pero qué tal abrazar a aquel que nos insulta, que nos irrita y nos hace perder los estribos. Por qué nos costará tanto aplicar aquí el dicho: “Ámame cuando menos lo merezca porque es cuando más lo necesito”.
¿Cómo se enfrentan y se vencen las batallas cuando hay conflictos familiares? ¡De rodillas! Así es, hablando menos y rezando más. El verdadero MILAGRO de la paz familiar comenzará cuando caigas de rodillas delante de Dios, reconociendo tus miserias y tu parte de responsabilidad en ese conflicto y hagas lo que a ti te corresponde dejando a un lado el victimismo.
Ese pariente que te ofendió seguramente te hirió en lo más profundo y te hizo sufrir. Pero ¿por un segundo te has puesto a pensar que antes de haberte lastimado a ti, lastimó y ofendió a Dios? ¿Acaso eso no te duele?
El arma más poderosa que tienes para vencer en esa batalla familiar es la oración. Pide confiado a Dios que convierta, tanto tu alma como la de tus familiares y que a ti te señale el camino que te permita llegar a sus corazones.
Ejercicio: Una vez más acudamos a ese gran regalo que Dios nos dio para ser nuestro custodio y mensajero, nuestro ángel de la guarda. Invoca al Espíritu Santo y a tu ángel custodio que traigan a tu mente a ese pariente-familiar que quizás sin tú saberlo, es al que más necesitas recordarle cuanto le amas.
Pídele a tu angelito que haga fuerza con el de él/ella para que pueda recibir el mensaje que tu corazón le quiere mandar. Puedes decirle algo como: “Quiero recordarte que te amo y te acepto tal y como eres, de la misma
manera en que Dios me ama y me acepta a mí tal y como soy”.
Día 7
En este séptimo día que tu intención sea pedir a Dios tu corazón esté siempre lleno de amor para que cada vez que sea necesario des el primer paso hacia el perdón.
Reflexión. El primer paso para un verdadero perdón es la humildad de reconocer que yo también he ofendido y “necesito” ser perdonado. En ese bendito acto de humildad, donde de rodillas le pido perdón a Dios y le digo lo que me ha dolido haberle ofendido a través de mis actos y comportamiento tan faltos de caridad, no solo Él me perdonará y me recibirá con los brazos abiertos cual hijo pródigo, sino que aparte del regalo de su bendito perdón, me dará entre muchas otras gracias sobrenaturales, la capacidad y la fortaleza que necesito para yo poder perdonar a los demás. No hay manera de que yo por mis propias fuerzas logre experimentar un perdón profundo y sincero hacia mis semejantes; para lograrlo es necesario que viva en mi alma la Vida Divina de Dios.
El perdón es un acto de la voluntad el cual requiere de una sola migajita de ella para que comience a hacer efecto en nuestra alma. Recordemos que el perdón conviene…
Casi seguro que muchos de nosotros hemos tenido que perdonar y nos han perdonado aquello que parecía imperdonable. Luego de que todo pasa, uno voltea atrás y no puede más que decir ¡Bendito sea Dios y bendita nuestra capacidad de amar y de perdonar!

Ejercicio: Haz todo lo que esté de tu parte para acudir al sacramento de la reconciliación lo antes posible. Recuerda que Dios siempre será Dios, contigo y sin ti… Y tú, sin su Gracia Sacramental, sin su Vida Divina, ¿quién eres? ¡Venga, a dar el primer paso!

No hay comentarios:

Publicar un comentario