Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

sábado, 9 de agosto de 2014

¡Vaya lección!

El nuevo profesor de Introducción al Derecho, entra en clase y le pregunta a un alumno sentado en primera fila:
¿Cuál es su nombre? Juan responde
¡Márchese de clase y no vuelva nunca más! El estudiante desconcertado recoge sus cosas y se marcha ante es estupor y el silencio de todos sus compañeros.

Bien, dijo el profesor, ¿para qué sirven las leyes?
¡Para que haya orden en nuestra sociedad! ¡No!, dijo el profesor.
Para cumplirlas. ¡No!
Para castigar a quien las infringe. ¡No!
Para que haya justicia, dijo al fin una chica
¡¡¡Por fin!!!, sí para que haya justicia.
¿Y para qué sirve la justicia?
Todos estábamos molestos ante la actitud grosera del profesor pero seguíamos respondiendo.
¡Para salvaguardar los derechos humanos! Bien y ¿qué más?
¡Para discernir lo que está bien y lo que está mal!
¡Para premiar a quien hace el bien! OK y que más?

Respondan a esta pregunta: ¿Hice bien al expulsar a Juan de la clase?
Todos nos quedamos callados y nadie respondía
Quiero una respuesta decidida y unánime
¡¡¡Noooo!!! Dijeron todos a la vez
¿Podría decirse que cometí una injusticia?
¡¡¡Siiii!!!, volvieron a gritar con rabia.
¿Y por qué nadie dijo ni hizo nada?

¿Para que queremos leyes y reglas si nadie tiene valentía para llevarlas a la práctica?
Cada uno tiene la obligación de actuar cuando presencia una injusticia. No vuelvan a quedarse callados nunca más.
Y ahora ir a buscar a Juan.
Aquel día recibimos la clase más importante de Derecho.

Cuando no defendemos derechos perdemos la dignidad y con la dignidad no se negocia.
Esta lección magistral es aplicable a todos los aspectos de nuestra vida, política, ciudadana, social, religiosa, familiar…

Seamos coherentes y hagamos un esfuerzo para no quedarnos en silencio como solemos hacer en tantas ocasiones 

jueves, 7 de agosto de 2014

Reflexiones

Se educa mostrando, no diciendo. Sin la emoción de experimentar, las demasiadas palabras aturden.

La mejor educación es encender el amor de lo bueno.

El mal profesor se crece demostrando lo inútiles que son sus alumnos. Y el bueno admirando cuánto aprenden.

El que no se puede equivocar, no puede aprender.

(Del libro Aforismo. Juan Luis Lorda. Edit. Rialp)


martes, 5 de agosto de 2014

Receso

Principio del formulario
NO DISCUTAS CON LOS NIÑOS Simplemente escúchalos y aprende de ellos!!!!!

Una profesora de catecismo estaba discutiendo los Diez Mandamientos con sus pupilos de 5 y 6 años. Después de explicar el mandamiento de 'Honrar a tu Padre y Madre, les preguntó: ¿Hay algún mandamiento que nos enseñe cómo tratar a nuestros hermanos y hermanas? Un muchachito contestó: —SI, "No matarás".

Un día una niñita estaba sentada observando a su mamá lavar los platos en la cocina. De pronto notó que su mamá tenía varios cabellos blancos que sobresalían entre su cabellera oscura. Miró a su mamá y le preguntó inquisitivamente, ¿Mami, por qué tienes algunos cabellos blancos? Su mamá le contestó: - Bueno, cada vez que haces algo malo y me haces llorar o me pones triste, uno de mis cabellos se pone blanco'. La niñita se quedó pensativa por un rato y luego dijo: - Mami, ¿por qué todos los cabellos de mi abuelita están blancos?

Todos los niños habían salido en la fotografía y la maestra estaba tratando de persuadirlos a cada uno de comprar una copia de la fotografía del grupo.
Imagínense qué bonito será cuando ya sean todos grandes y digan: allí está Catalina, es abogada; o también ese es Miguel, ahora es doctor.. Sonó una vocecita desde atrás del salón,



- Y allí está la maestra. Ya se murió




lunes, 4 de agosto de 2014

Más reflexiones

Hasta que no aceptemos que educar es un milagro, estaremos expuestos a las utopías educativas.

El problema de los planes educativos es que tratan como técnica y reglamento lo que es sabiduría y arte.

Lo que hay que mejorar en la educación son los profesores, las familias y la sociedad, y también las instalaciones; porque los alumnos ya están en ello.

El reto de la educación no es enseñar, sino aprender.

Nada valora el que nada le ha costado.


(Del libro Aforismos. Juan Luis Lorda. Edit. Rialp)

domingo, 3 de agosto de 2014

Sentido común

El Principio 10/90

Autor: Stephen Covey

Descubre el Principio 10/90. Cambiará tu vida (al menos la forma en cómo reaccionas a situaciones) 
¿Cuál es este Principio?

El 10% de la vida está relacionado con lo que te pasa. El restante 90% está determinado por la forma en que reaccionas a eso que te pasa…

¿Qué quiere decir esto? Nosotros realmente no tenemos control sobre el 10% de lo que nos sucede. No podemos evitar que el automóvil se averíe, que el avión se retrase, que nos sorprenda la lluvia, que un automovilista pueda obstaculizarnos al conducir. Lo cual tirará por la borda todo nuestro plan…
No tenemos control sobre este 10%. El otro 90% es diferente. Solamente tú lo determinas. ¿Cómo?... Con tu reacción.
Tú no puedes controlar el semáforo en rojo, pero puedes controlar tu reacción. No dejes que la gente se aproveche de ti. Tú puedes controlar cómo reaccionas. Pongamos un ejemplo…
Estás desayunando con tu familia. Tu hija tira la taza de café y salpica tu camisa de trabajo.
Tú no tienes control sobre lo que acaba de pasar. Lo siguiente que suceda  estará determinado por tu reacción.
Maldices. Regañas severamente a tu hija porque te tiró el café encima. Ella rompe a llorar. Después de regañarle, te giras hacia tu esposa y la criticas por colocar la taza demasiado cerca del borde de la mesa. Y sigue una batalla verbal. Tú, vociferando, vas a cambiarte la camisa. Cuando vuelves, encuentras a tu hija ocupada llorando, terminándose el desayuno y preparándose para ir a la escuela.  Y pierde el autobús.
Tu esposa debe marcharse inmediatamente al trabajo,  corres a coger el coche y llevas a tu hija a la escuela. Debido a que tu ya vas con retraso, conduces a 70 km. por hora en una calle cuya velocidad máxima es de 50 km. por hora.
Después de 15 minutos de retraso y una multa de tráfico,  llegas a la escuela. Tu hija corre hacia la escuela sin decirte adiós. Después de llegar a la oficina 20 minutos tarde, te das cuenta que se te olvidó el maletín. Tu día empezó terrible. Y parece que se pondrá cada vez peor. Ansías regresar a casa.
Cuando llegas a tu casa encuentras un pequeño distanciamiento en tu relación con tu esposa y tu hija. ¿Por qué? Todo fue debido a la manera en que reaccionaste esa mañana. ¿Por qué tuviste un mal día?
A) El café lo causó?
B) Tu hija lo causó?
C) El policía lo causó?
D) Tú lo causaste?
La respuesta es “D”
Ciertamente, tú no tenías control sobre lo que pasó con el café. Fue la forma en cómo reaccionaste en esos 5 segundos lo que determinó el transcurso de tu mal día.
Te presento lo que debió haber sucedido.
El café te salpica. Tu hija está a punto de llorar. Entonces tú le dices: “no te preocupes sólo necesitas tener más cuidado la próxima vez”. Después de ponerte una camisa limpia y tomar tu maletín, regresas al comedor, miras a través de la ventana y ves a tu hija tomando el autobús escolar. Ella se gira agradecida y te dice adiós con la mano.
¿Notas la diferencia?
Dos escenarios diferentes. Ambos empezaron igual.  Ambos terminaron diferente. ¿Por qué?  Tú realmente no tienes control sobre el 10% de lo que te sucede en la vida. El otro 90% es determinado por tu reacción.
Ahora ya conoces el Principio 10/90. Aplícalo y quedarás maravillado con los resultados. No perderás nada si lo intentas. El Principio 10/90 es increíble. Pocos conocen y aplican este principio. ¿El resultado? …ya lo comprobarás!!
Millones de personas están sufriendo de un estrés que no vale la pena, sufrimientos, problemas y dolores de cabeza. Todos podemos entender y debemos aplicar el Principio 10/90. ¡Puede cambiar tu vida! Disfrútala, Lo único que hace falta es voluntad, empeño, esfuerzo, lucha para darnos el permiso de vivir la experiencia.
Todo, absolutamente todo lo que damos, hacemos, decimos, incluso todo lo que pensamos, es un Boomerang. Regresa a nosotros...
Si queremos recibir, aprendamos primero a dar. Tal vez nos quedemos con las manos vacías, pero nuestro corazón estará es paz Y quienes aman la vida, tienen el sello de ese sentimiento en un lugar de su corazón.