Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

sábado, 10 de mayo de 2014

La importancia del saber

En su libro "Encontré a Cristo en el Corán", recientemente publicado en español, Mario Joseph, que fue imán musulmán en la India y hoy es católico, explica, precisamente, lo que dice el título: las referencias a Cristo en el Corán le llevaron al cristianismo. 

Eso complicó mucho su vida con persecuciones, incomprensiones y rechazos, que él acepta, dice, porque también Cristo las vivió, previno sobre ellas y deben verse como parte de la vida cristiana.

El 20% de la población mundial
Una de cada cinco personas sobre la tierra, si conoce algo de Jesús, es a través del Islam y del Corán. Los musulmanes, incluso los poco letrados, creen conocer a Jesús bastante, lo tienen integrado en su cosmovisión, como un profeta más. Que el Corán no lleve a más musulmanes al cristianismo se debe a que muchos musulmanes no conocen con detalle el Corán y no hacen preguntas incómodas sobre él. El musulmán de a pie conoce y profesa que Jesús, según el Corán, fue un gran profeta antes que Mahoma, que Dios lo engendró milagrosamente en María sin concurso de varón, que hizo milagros, etc...

La clave que inquietó a Mario Joseph es hasta qué punto es grande Jesús, sobre todo cuando se compara con lo que el Corán dice de Mahoma.

Usar el Corán para comprobar las diferencias que da Jesús y a Mahoma es algo que se está empezando a difundir. En el ámbito cristiano protestante, el teólogo y apologeta evangélico Norman L. Geisler suele señalar estos 6 puntos de comparación entre ambos "profetas" según el Corán.

1) El Corán reconoce que Jesús nace de una mujer virgen, pero que Mahoma no (la tradición islámica conoce bien a los padres de Mahoma, Abdulá y Amina).

viernes, 9 de mayo de 2014

Instrucciones

Un día le pedí a Dios instrucciones para vivir en esta tierra...

Dios acercó su voz a mi oído y me dijo:

Sé como el sol: Levántate temprano y no te acuestes tarde.

Sé como la luna, brilla en la oscuridad, pero sométete a la luz mayor.
                     
Sé como los pájaros, come, canta, bebe y vuela

Sé como las flores, enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces

Sé como el buen perro obediente a su Señor.

Sé como la buena fruta, bella por fuera, saludable por dentro.

Sé como el día, que llega y se retira sin alardes.

Sé como el oasis, da tu agua al  sediento.

Sé como la luciérnaga, aunque pequeña emite su propia luz.

Sé como el agua, buena y transparente.

Sé como el río, siempre hacia  adelante.

Y sobre todas las cosas, sé como el cielo: La morada de  Dios.



miércoles, 7 de mayo de 2014

Historia interesante

Adrien Mamadou Sawadogo fue musulmán hasta los 22 años. Desde 2006, es misionero católico, religioso de los Padres Blancos, y posteriormente sacerdote en esta congregación, misionero en Zambia, muy lejos de su Burkina Faso natal.
Su conversión al catolicismo le trajo dificultades. Pero él tiene claro que parte de su vocación es ser puente entre tres mundos: el cristianismo, el Islam y África. Y que su llamado, su vocación, viene del mismo Cristo, algo que vivió clarísimamente.

Una familia musulmana y piadosa
“Soy el hijo mayor de un musulmán de Burkina Fasso. Mi padre, El Hadj Sawadogo, es muy respetado en la comunidad musulmana, por su profunda fe en Dios, su práctica religiosa, la vida de la caridad hacia los más pobres de la sociedad, su discreción y su constante búsqueda de la justicia y la reconciliación. Él me educó en la fe musulmana que recibió a su vez. Yo era musulmán ya desde el vientre de mi madre, cuando recibí la ceremonia del nombre y me llamaron Mamadou, el mismo nombre que Mahoma”.
El hoy Padre Adrien recuerda que en su juventud y adolescencia musulmana realizaba disciplinadamente sus 5 oraciones al día y ponía la ayuda a los más pobres en el centro de su actividad, siempre atento a las familias más necesitadas de su comunidad y su escuela.

En las oraciones y predicaciones de su mezquita los viernes aprendió cosas que a él aún le sirven: que sólo la fe en Dios da sentido a la vida del hombre y que Dios está en la compasión y la misericordia.

En el colegio, en la adolescencia, tenía compañeros de clase cristianos, que se reían de él por realizar sus 5 momentos de oración al día. Pero el joven Mamadou no se sentía especialmente ofendido: ¿cómo iban a entender la importancia de la oración, si no eran musulmanes?, pensaba. ¡Claro que eran ignorantes y estaban equivocados!

lunes, 5 de mayo de 2014

Conocer a... Tales de Mileto



Nació en Tebas, en el año 625 a.C. Murió en Atenas en el 547 A.C. a los 78 años. Filósofo Griego, fundador de la escuela Jónica, considerado como uno de los 7 sabios de Grecia. Matemático, astrónomo, y un gran pensador.

Tales de Mileto viajó a Egipto, donde realizó estudios y entró en contacto con los misterios de la religión egipcia. Se atribuye a él, la previsión de un eclipse de Sol, en el año 585 a. C, y se dice que fue el primero en dar una explicación lógica a las ocurrencias de los eclipses. También realizó una hazaña increíble: su talento matemático era tan poco común, que consiguió establecer con precisión la altura de las pirámides, con sólo medir la sombra que proyectan.
Se destacó principalmente por sus trabajos en filosofía y matemáticas. Se le atribuyen las primeras demostraciones de teoremas geométricos mediante el raciocinio lógico y fue por estos trabajos que se le considera el Padre de la Geometría.

Fue el primero en sustentar que la Luna brillaba por reflejo del Sol, y por consiguiente, determinó el número exacto de días que contiene un año.

Para probar que su conocimiento podía tener utilidad práctica, afirmó que un determinado año, la recolección de aceitunas sería excepcional. Entonces él arrendó la mayoría de las destilerías de aceite de Mileto. Con esta maniobra ganó buen dinero, con el sólo propósito de hacer callar a los que decían que la filosofía sólo era un capricho de los ociosos.

“Un sofista se aproximó a Tales de Mileto e intentó confundirlo con las preguntas más difíciles. Pero el sabio de Mileto estaba a la altura de la prueba. Respondió a todas las preguntas sin la menor vacilación y con la mayor exactitud”.

Las 9 respuestas que dio fueron:

1. ¿Qué es lo más antiguo? Respuesta: Dios porque siempre ha existido

2. ¿Qué es lo más bello?.    Respuesta: El Universo, porque es obra de Dios

3. ¿Qué es la más grande de todas las cosas?. Respuesta: El Espacio, porque contiene todo lo creado

4. ¿Qué es lo más constante?  Respuesta: La esperanza porque permanece en el hombre después de que lo ha perdido todo.

5. ¿Qué es lo mejor?. Respuesta: La Virtud, porque sin Ella no existiría nada bueno.

6. ¿Que es lo más rápido de todo?. Respuesta: El pensamiento porque en menos de 1 minuto nos permite volar hasta los confines del universo.

7. ¿Que es lo más fuerte de todas las cosas?.  Respuesta: La necesidad 
porque es con lo que el hombre enfrenta todos los peligros de la vida.

8. ¿Que es lo más fácil de todas las cosas?. Respuesta: Dar Consejos.

9. ¿Que es lo más difícil de todas las cosas? Conocerse a sí mismo.












domingo, 4 de mayo de 2014

Sabiduría que da la vida

PRECIOSO POEMA DE SARAMAGO

¿Que cuántos años tengo? ¡Qué importa eso !
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso. Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido...
Pues tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos.

¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo,
otros "que estoy en el apogeo".
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.

Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir:
¡Estás muy joven, no lo lograrás!...
¡Estás muy viejo/a, ya no podrás!...
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.

Tengo los años en que los sueños,
se empiezan a acariciar con los dedos,
las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor,
a veces es una loca llamarada,
ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.
y otras... es un remanso de paz, como el atardecer en la playa..

¿Qué cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un número,
pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas... ¡Valen mucho más que eso!
¡Qué importa si cumplo cincuenta, sesenta o más!

Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero,
pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos

¿Qué cuántos años tengo?
¡Eso!... ¿A quién le importa?

Tengo los años necesarios para perder ya el miedo y hacer lo que quiero y siento!!.
Qué importa cuántos años tengo.
o cuántos espero, si con los años que tengo, ¡¡aprendí a querer lo necesario y a tomar, sólo lo bueno!!