Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

sábado, 13 de enero de 2018

Siete consejos para crecer en humildad


   Todo ser humano ha tenido experiencias que tú no has tenido, y en esos aspectos te aventaja.
Einstein reputado como uno de los grandes cerebros de la humanidad, dijo: “Nunca he conocido a una persona tan ignorante que no tuviera algo que enseñarme”

    Elogia sinceramente a los demás.
¿Cómo vas a desdeñar a una persona a la que le estás diciendo lo que admiras de ella?. Cuanto más menciones las buenas cualidades de quienes te rodean, más virtudes descubrirás en ellos, y será más difícil que caigas en la trampa del egocentrismo.

   No te demores en admitir tus errores.
Dicen que la frase más difícil de pronunciar es: “me equivoqué”. Quienes rehúsan hacerlo por orgullo suelen caer en los mismos errores y además acaban marginándose de los demás.

   Sé el primero en disculparse después de una discusión.
Si la frase más difícil de pronunciar es “me equivoqué”, la siguiente más difícil es: “perdóname”. Ese simple vocablo mata el orgullo y pone fin al altercado; dos pájaros muertos de un solo tiro.

  Admite tus limitaciones y necesidades.
Es parte de la naturaleza humana querer dar la impresión de ser fuerte y autosuficiente; eso normalmente no hace más que dificultar las cosas. Si manifiestas humildad pidiendo ayuda a los demás y aceptándola, sales ganando.

  Sirve a los demás.
Ofrécete a ayudar a los ancianos, los enfermos y los niños o a prestar algún otro servicio comunitario. Saldrás beneficiado, pues aparte de adquirir humildad, te ganarás la gratitud y el cariño de muchas personas.

   Aprende algo nuevo: una nueva técnica, idioma, deporte u hobby.
Empezar algo de cero resulta casi siempre embarazoso, pero las recompensas son múltiples; de una experiencia así sales más humilde, y además tu ejemplo anima a los demás y, contrariamente a lo que te dice tu orgullo, te granjea admiración y respeto.

Reconócele a Dios el mérito de toda cualidad que tengas y de todo lo bueno que te ayude a hacer.

No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Más alábese en esto el que hay de alabarse: en entenderme y conocerme, que Yo soy el Señor” (Jeremías, 9, 23-24)

viernes, 12 de enero de 2018

Recordando a San Juan Pablo II

"El recurso a la fuerza constituye siempre una derrota de la humanidad"

"Las cuestiones controvertidas nunca deben resolverse con el recurso de las armas"

"El desarrollo es el nuevo nombre de la paz"

"La verdadera reconciliación entre hombres enfrentados y enemistados sólo es posible si se dejan reconciliar al mismo tiempo con Dios"

"La auténtica religión no apoya el terrorismo y la violencia, sino que busca promover de toda forma posible la unidad y la paz de la familia humana"

"No habrá paz en la tierra mientras perduren las opresiones de los pueblos, las injusticias y los desequilibrios económicos que todavía existen"

"En nuestros días se advierte la creciente conciencia de que la paz mundial está amenazada, no sólo por la carrera de armamentos, los conflictos regionales y las injusticias que todavía existen en los pueblos y entre las naciones, sino también por la falta de respeto a la naturaleza, a la explotación desordenada de sus recursos y al progresivo deterioro de la calidad de vida"


"La paz no se escribe con letras de sangre, sino con la inteligencia y el corazón"