Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

miércoles, 9 de octubre de 2013

A la caza de noticias


Empiezo hoy una nueva sección en este blog, se trata de la publicación de noticias que a mí me parecen interesantes pero que no suelen aparecer en los medios. A algunas de ellas quizás les haga un brevísimo comentario, de otras no será necesario.
Lo que pretendo es dar a conocer noticias positivas que nos enseñen algo o nos hagan pensar. Siempre, claro está citaré la fuente por si mis lectores quieren ampliarlas.


A ver si empezamos a reaccionar a lo grande

martes, 8 de octubre de 2013

Otra historieta pedagógica


Rabindranat Tagore, 1861-1941

Ya el sol se había puesto entre el enredo del bosque sobre los ríos.  Los niños de la ermita habían vuelto con el ganado y estaban sentados al fuego oyendo a su maestro Gautama, cuando llegó un niño desconocido y lo saludó con flores y frutos. Luego, tras una profunda reverencia, le dijo con voz de pájaro:
—Señor Gautama, vengo a que me guíes por el Sendero de la Verdad.  Me llamo Satyakama
—Bendito seas -dijo el Maestro. ¿Y de qué casta eres, hijo mío? Porque sólo un Brahmín puede aspirar a la suprema sabiduría.
Contestó el niño:
—No sé de qué casta soy, Maestro, pero voy a preguntárselo a mi madre.


Se despidió Satyakama, cruzó el río por lo más estrecho, y volvió a la choza de su madre, que estaba al fin de un arenal, fuera de la aldea ya dormida.  La lámpara iluminaba débilmente la puerta, y la madre estaba fuera, de pie en la sombra, esperando la vuelta de su hijo.
Lo cogió contra su pecho, lo besó en la cabeza y le preguntó qué le había dicho el Maestro.
—¿Cómo se llama mi padre? -dijo el niño. Porque me ha dicho el Señor Gautama que sólo un Brahmín puede aspirar a la suprema sabiduría.
La mujer bajó los ojos y le habló dulcemente:
—Cuando joven yo era pobre y conocí muchos amos.  Sólo puedo decirte que tú viniste a los brazos de tu madre Jabala, que no tuvo marido.


Los primeros rayos del sol ardían en la copa de los árboles de la ermita del bosque.  Los niños, aún mojado el revuelto pelo del baño de la mañana, estaban sentados ante su Maestro, bajo un árbol viejo.  Llegó Satyakama, le hizo una profunda reverencia al Maestro y se quedó de pie en silencio.
—Dime -le preguntó el Maestro. ¿Sabes ya de qué casta eres?
—Señor, -contestó Satyakama- no sé.  Mi madre me dijo: Yo conocí muchos amos cuando joven, y tú viniste a los brazos de tu madre Jabala, que no tuvo marido.


Entonces se levantó un rumor como el zumbido iracundo de las abejas hostigadas en su colmena.  Y los estudiantes murmuraban entre dientes de la desvergonzada insolencia del niño sin padre.
Pero el Maestro Gautama se levantó, trajo al niño con sus brazos hasta su pecho y le dijo:
—Tú eres el mejor de todos los brahmines, hijo mío, porque tienes la herencia más noble que es de la verdad.


 

lunes, 7 de octubre de 2013

Empezar la semana


Qué te pasó Jaimito?
-Me asaltaron, maestra.
-Ay, Dios mío!  ¿y qué te robaron? 
-La tarea que usted nos dio ayer ...

La Policía encuentra el cadáver de un gallego ahorcado y
al registrarle los bolsillos encuentran una nota de su esposa que decía:
" Manuel, traeme un dentífrico Kolynos, pero si no hay, Colgate".

Pepito, por qué no hiciste la tarea?
 - Porque mi papá y yo arrancamos todos los árboles del barrio
y ninguno tenía raíz cuadrada...

- Dime Pepito, ¿De qué país son Los Mayas?
- De Mayami, Profesora.
 - Pepito, ¿Cómo suena la "M" con la "A"?
- MA.
- Muy bien, ¿y con una tilde?
- ¡MATILDE!


 

 

domingo, 6 de octubre de 2013

Otra historia


República Dominicana, como otros países del Caribe, tiene en su historia cultural una significativa presencia de emigrantes africanos esclavizados. Las raíces musicales del continente africano marcan no sólo el Merengue, nacido en aquel país, sino también los ritos y creencias de una religiosidad teñida por el vudú, altares familiares a deidades diversas, el culto a los muertos y hechicerías entre otros.

Félix Pimentel era hijo de esta cultura y como muchos de sus hermanos mulatos del país supo desde pequeño que las posibilidades de alcanzar el bienestar en la vida estaban limitadas para él en una sociedad que aún segrega.

“Como hijos, crecimos formados por nuestros padres en ese mundo de rituales e invocaciones de espíritus y asumimos que eso no era malo. Entonces, cada vez que pedíamos algo, no se lo pedíamos a Dios, sino a ese mundo oculto”.

Los diversos rostros del tentador
Los padres de Félix querían una mejor vida para ellos y sus hijos y así fue como con 12 años, este niño se encontró viviendo con su familia en Nueva York, Estados Unidos.

Nuevos ritos, nuevas creencias y la certeza cultural de que todo estaba disponible para ser tomado y disfrutado marcaron la adolescencia y primera juventud del emigrante dominicano.

Tenía una buena presencia, voz, ritmo y candela (espíritu alegre), pero esencialmente hambre de fama y dinero.

“En esa época –reconoce- era un farandulero, esa ciudad me atrapó con cosas muy atractivas como el éxito. Quería ser un artista internacional y para eso, participaba en diferentes festivales de la voz. No sé si era por lástima, pero siempre ganaba los primeros lugares”.

En el vudú sustancias, líquidos, sonidos y movimientos colaboran al objetivo del devoto y también las licencias en el sexo. Quizás por ello para Félix no hubo cuestionamientos… “Pensaba que para estar feliz, había que estar con una mujer por cada día de la semana. Me metí en el mundo perverso y creía que lo único que valía la pena era beber alcohol, el sexo y la discoteca”.