Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

jueves, 12 de septiembre de 2013

Sobre la familia


Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente. Confucio (551 AC-478 AC) Filósofo chino.

Gobierna tu casa y sabrás cuánto cuesta la leña y el arroz; cría a tus hijos, y sabrás cuánto debes a tus padres. Proverbio oriental

El lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen, no es una oficina ni un comercio ni una fábrica. Ahí veo yo la importancia de la familia. Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico.

No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas. Louis Pasteur (1822-1895) Químico y microbiólogo francés.

Los únicos goces puros y sin mezcla de tristeza que le han sido dados sobre la tierra al hombre, son los goces de familia. Giuseppe Mazzini (1805-1872) Político italiano.

Amar a la madre de sus hijos es lo mejor que un padre puede hacer por sus hijos. Theodore Hesburgh (1917-?) Clérigo estadounidense.

Sin una familia, el hombre, solo en el mundo, tiembla de frío. André Maurois (1885-1967) Novelista y ensayista francés.

El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día. Leon Battista Alberti (1404-1472) Arquitecto y escritor italiano.

 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Artículo muy interesante

Hoy tomo prestado un artículo publicado por Juan Luir Lorda en el libro: Moral, el arte de vivir. Ed. Palabra. Espero que les guste y sobre todo que les ayude.


La belleza del bien

          Hay quien disfruta haciendo sufrir a un pobre conejo y quien disfruta torturando a un hombre. Esto no quiere decir que sea moralmente opinable esa acción, y que la opinión del sádico valga lo mismo que la de todos los demás; quiere decir tan solo que se puede deformar el buen gusto, el sentido moral natural. Nadie dudaría en calificar de degenerado al hombre que disfruta haciendo sufrir a otros.

          Para Aristóteles, educar a un hombre era enseñarle a tener buen gusto para obrar: a amar lo bello y odiar lo feo. Se trataba de orientar y reforzar las reacciones naturales ante las acciones nobles e innobles. Los griegos pensaban que la belleza era el mecanismo fundamental de la enseñanza moral. Por eso, querían que sus hijos admirasen y decidiesen imitar los gestos heroicos de su tradición patria, que le trasmitían la literatura y la historia. De hecho, pensaban que la finalidad tanto de la literatura como de la historia debía ser esta: educar moralmente a los más jóvenes.

Es evidente que esto supone una idea muy alta de lo que es el hombre. Supone también creer que hay un modo de vivir digno del hombre, y que educar consiste en educar al niño para que ame ese modo de vivir y adquiera las costumbres que le permitan comportarse así.

          A veces nuestra civilización duda de esto. No está segura de que haya un modo de vivir moral, digno del hombre. Y por eso no sabe educar: sabe instruir; es decir, informar al niño sobre muchas cuestiones: sabe informarle sobre las órbitas de los planetas, la función clorofílica o la revolución francesa. Pero no sabe decirle que es lo que debe hacer con su vida.

          Sin embargo, el lenguaje de la belleza que descubrieron los griegos sigue vigente, porque el hombre no ha dejado de ser hombre. Sigue siendo verdad que hay acciones bellas y nobles, y acciones feas e innobles. Las primeras nos confirman que existe la dignidad humana y las segundas también, porque, si podemos decir que algo es innoble e indigno de un hombre, es precisamente porque tenemos alguna idea de lo que es noble y digno.

          Y esto nos lleva a una conclusión: si existe un modo de vivir digno del hombre, vale la pena hacer todo lo posible para encontrarlo. Sería una pena dejar trascurrir la vida y no haberse enterado de lo más importante, aunque no sea fácil.

(Juan Luis Lorda, Moral: el arte de vivir, Ed. Palabra).

martes, 10 de septiembre de 2013

Ocho razones

La asociación Derecho a Vivir ha difundido "ocho razones por las que una violación no justifica abortar a ningún niño", a raíz de un caso de violación con resultado de embarazo en Chile, un país sin aborto desde 1983 y con la mejor salud maternal de todo el continente americano (con la excepción de Canadá).

La violación no justifica el aborto: 8 razones
1. El aborto, sea cual sea la circunstancia de la madre, supone acabar con la vida de un ser humano.

2. La violación es una atrocidad y un delito que debe perseguirse. Pero el embrión no es culpable de lo que le sucedió a su madre, ni de que su padre sea un criminal.

3. El culpable de la violación no es el embrión, pero quieren convertirlo en la principal víctima.

4. Si no contemplamos la pena de muerte, ni siquiera para el violador, ¿por qué algunos la defienden para el hijo?

5. La madre no tiene por qué quedarse con el hijo. La adopción es una respuesta más humana.

6. El aborto no soluciona, ni cura, ni hace desaparecer lo ocurrido. Al trauma de la violación se suma el del aborto.

7. La historia personal del embrión o sus características familiares no le restan carácter humano.

8. La cualidad humana del embrión, y por tanto su dignidad y protección, no depende de lo que sucedió entre sus progenitores.