Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

sábado, 11 de mayo de 2013

Frases sobre la generosidad


La venganza es un placer que dura solo un dia; la generosidad es un sentimiento que te puede hacer feliz eternamente. Rosa Luxemburg

La generosidad consiste en dar antes de que se nos pida. Proverbio Arabe

La alegría es oración, la señal de nuestra generosidad, de nuestro desprendimiento y de nuestra unión interior con Dios. Madre Teresa De Calcuta

La generosidad humana es un reflejo del amor de Dios. Doménico Cieri Estrada

jueves, 9 de mayo de 2013

¿Silencio?


Ayer quise poner en el blog una sola frase con la intención de hacer pensar sobre su mensaje; también entre los contenidos más estables del blog figura un gadget que dice: "temo el silencio de los buenos". Las dos frases expresan prácticamente lo mismo y sobre ese silencio quiero alertar con estas líneas.
Es frecuente oír comentarios parecidos a este: "total para que voy a hablar sí no voy a arreglar nada...". Diría que hay una cierta mentalidad utilitarista que se va abriendo camino a pasos agigantados; ha calado también mucho ese afán de tener todo “ya”, enseguida y con demasiada frecuencia queremos también arreglar todo rápidamente, no podemos esperar. Sin embargo me parece interesante aprender a esperar, lo decía una persona a la que  admiro mucho, en concreto decía: “he aprendido a esperar y no es poca ciencia…”. Pero en esta sociedad donde nos movemos la velocidad se ha impuesto y nos está pasando factura.
Pero vuelvo al tema del artículo, opino que hay que hablar aunque pocos escuchen, hay que decir las cosas que inteligentemente pensamos que hay que decir, independientemente del arreglo que puedan tener, entre otras cosas porque si los posibles arreglos están vinculados a personas hay que tener en cuenta que los cambios llevan tiempo. La velocidad, la precipitación suelen estar muy relacionadas  con el aturdimiento; recuerdo una anécdota que leí: un chico montado en su bicicleta y a toda velocidad, casi atropella a un anciano que solamente acertó a preguntarle: “pero chico dónde vas con tanta prisa? Y el muchacho le contestó: “no lo sé, pero tengo mucha prisa”. El hombre que tiene inteligencia y voluntad porque Dios se la ha dado tiene que saber a dónde va y cuando tiene que hablar o callar, pero callar por comodidad, para no complicarse la vida, etc. no deja de ser cobardía, dejar que triunfe el mal como acertadamente dice Verástegui. Seguiré otro día con este tema.

miércoles, 8 de mayo de 2013

lunes, 6 de mayo de 2013

Otra lección para reflexionarla


Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de México cuando llegó una barca con un solo tripulante y varios ATUNES muy grandes.

El norteamericano felicitó al mexicano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo.

El mexicano replicó: Oh! Sólo un ratito.

Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces.

El mexicano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.

El norteamericano volvió a preguntar: ¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?

- El mexicano contestó: - Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a tocar la guitarra con los amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor.

- El norteamericano dijo con tono burlón: - Soy un graduado de Harvard y le podría echar una mano. Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediado, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de esta aldea y mudarse a Ciudad de México, luego a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión.

- Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso?

- De quince a veinte años.

- Y luego ¿qué?

- El norteamericano soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor parte:

- Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones.

- ¿Millones, señor? Y luego ¿qué?

- Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos.

- Bueno, pero eso es lo que hago ahora señor ¿Por qué tengo que esperar veinte años?

¡¡MERECE LA PENA LEERLO CON ATENCIÓN PORQUE ME PARECE QUE HAY ALGO EN LO QUE NOS ESTAMOS EQUIVOCANDO!!