Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

jueves, 2 de noviembre de 2017

Saber de qué hablamos

La voz de renombrados exorcistas

El P. Gabriele Amorth, exorcista principal de la Diócesis de Roma, al referirse a la celebración cada vez más generalizada de Halloween, afirma lo siguiente: 
“Festejar la fiesta de Halloween es alabar al diablo, el cual, aunque es adorado en una noche, desde entonces se toma sus derechos sobre las personas. No nos maravillemos si el mundo parece estar cada vez más patas para arriba, y si los consultorios de psicólogos y psiquiatras pululan con niños que no pueden dormir, o son insoportables, agitados; o abundan los jóvenes obsesionados por el suicidio. Esos macabros disfraces, esas invocaciones aparentemente infantiles, no son otra cosa que una forma de culto a Satanás, príncipe de este mundo”.

Y continúa el P Amorth: “La fiesta de Halloween es una especie de reunión espiritista presentada bajo la forma de juego divertido. Y en esto hay una gran astucia del demonio. Porque todo se presenta bajo una forma lúdica e inocente. De la misma manera como es presentado el pecado en el mundo de hoy”. Y recuerda que, al contrario, en varias ciudades de Italia, se celebra la “fiesta de la luz”, una verdadera y oportuna contraofensiva a estos festejos de las tinieblas, con cantos al Señor y juegos inocentes para los niños.

El P. José Antonio Fortea, famoso exorcista de Madrid, relata algunos casos concretos de posesión e influencia diabólica. Cuenta el caso de un niño que, desde que se hubo disfrazado en la noche de Halloween y festejado dicha fiesta, terminó por ser poseído por el demonio. El relato es muy iluminador respecto a la celebración de Halloween, porque: 
a) Ni el niño ni sus padres tenían una intención directa de hacer esoterismo o brujería: eran ignorantes del tema, simplemente compraron el disfraz para que el chico se divirtiera como los demás chicos del colegio. 
b) El demonio vino al niño, dado que él usó determinados signos (disfraz de calavera, bocha ensangrentada, machete), que lo vinculaban al demonio. 
c) Los signos que se refieren a Satanás son vinculantes con él: no es lo mismo vestirse de flor, de osito, o de angelito, que vestirse de demonio, de calavera, de muerte, etc. Éstos últimos son “vinculantes” con el demonio y son una puerta abierta a la acción del Maligno en los incautos que los usan. 

d) No debemos olvidar que en la noche del 31 de octubre, en las celebraciones de las misas negras y demás ritos satánicos, se consagra a Satanás a todos los niños del mundo y se le hacen especiales oraciones y sacrificios para que sea su dueño, su dios, su rey. Estas invocaciones dan poder a los espíritus del mal para hacer daño a los desprevenidos que los llaman.

domingo, 29 de octubre de 2017

¿Anticuados?

Por qué los modales son el pegamento que mantiene unida a la sociedad
La cortesía está de vuelta y creemos que el papa Francisco podría estar contento por ello
Desde la década de 1980, los buenos modales llegaron a percibirse como algo un tanto anticuado. Todo comenzó con una generación rebelde en busca de la libertad; ya no sentían la necesidad de usar esas pequeñas “palabras mágicas” de ‘por favor’ y ‘gracias’.
Por fortuna, hoy, las buenas maneras están protagonizando un regreso que, esperemos, nos ayudará a vivir juntos en armonía. ¡Y muchos suspiraremos aliviados! Aunque estos modales puedan dar la impresión a algunas personas de ser vacías formalidades, lo cierto es que hay mucho más detrás de los someros saludos y agradecimientos.
Los buenos modales no son solo fundamentales para la cohesión social, también están en el corazón de los valores cristianos. Son sinónimo de respeto y humildad y demuestran en cierto modo igualdad entre las personas. Esos mismos valores son esenciales para ser capaces de amar, ser amables o hacer buenas obras a diario.
Echemos un vistazo a la importancia real de la cortesía en la vida diaria de personas de todas las edades. Y descubramos las tres expresiones que el papa Francisco considera esenciales para el bienestar de la familia y de la sociedad como conjunto.
Los buenos modales son el centro de una vida social gratificante
La cortesía es como un código entre individuos, ya sea en el seno de la familia, entre amigos o en el ámbito profesional. Es una manera sencilla de enviar un mensaje. Al decir “buenos días” a nuestros hijos, “gracias” al tendero local o “por favor” a un colega, estamos reconociendo a esa persona como individuo y demostrándole su importancia para nosotros y para la sociedad.
Esto ayuda a crear un sentimiento de unidad e ilustra como los buenos modales son clave para permitir que los individuos se desarrollen dentro de un grupo y no se sientan marginados.
Más allá de crear buenas relaciones, las buenas maneras también están ligadas a la cortesía y la empatía. Fomentan la bondad en los demás y el respeto recíproco. Durante una discusión o un conflicto, la cortesía mejora nuestra capacidad para convencer a otros, reduce la tensión y anima a los demás a mantener la calma. En otras palabras, los modales son una herramienta fundamental para la comunicación que nos permite vivir en armonía con los demás.
Los buenos modales son una primera lección de respeto para los niños
Enseñar a nuestros hijos las normas de cortesía les ofrece una herramienta clave para desarrollarse en sociedad y les ayuda a configurar su personalidad. Incluso desde la más temprana edad, nuestros pequeños necesitan entender y, en más proporción cuando crecen, seguir los diferentes códigos de conducta.
Esto ayudará a nuestros hijos a aprender la importancia de tratar a los demás como les gustaría ser tratados ellos mismos. Las sencillas normas de etiqueta social les permitirán desarrollar empatía y recordarles la importancia de la igualdad entre los diferentes individuos.
Es fácil transmitir esas buenas formas a nuestros hijos: simplemente debemos mostrárselas en acción con nuestro ejemplo. Todos sabemos que a los niños les encanta imitar a sus padres, así que tened esto en mente tanto dentro como fuera de casa.
Si los niños ven esas interacciones positivas a su alrededor, seguirán vuestro ejemplo. A medida que vayan siendo mayores, podéis enfatizar el mensaje explicándoles por qué tenemos que ser educados, que existe un significado tras esas palabras sencillas y aparentemente someras. Empleadas con corazón y con alma, encarnan el amor al prójimo.
Los buenos modales son esenciales para los valores cristianos
Varios valores cristianos gravitan en torno a la cortesía. El perdón, por ejemplo, ya estemos pidiéndolo o concediéndolo. El motivo principal para pedir perdón es reconocer humildemente nuestros errores, lo cual debería predisponernos también para perdonar a los demás, a semejanza de Nuestro Padre.
El papa Francisco incluyó este aspecto fundamental de las buenas maneras en su Audiencia General del 13 de mayo de 2015, cuando pidió a los fieles —en particular a las parejas— que usaran tres términos esenciales de la cortesía: “permiso”, “gracias” y “perdón”. Subrayó la necesidad de mantener siempre la paz: “En la vida matrimonial se discute, a veces incluso ‘vuelan los platos’, pero os doy un consejo: nunca terminar el día sin hacer las paces”. ¡Esto es algo que deberíamos recordar todos los días!
Si dispones de tiempo, lee tranquilamente lo que el papa Francisco dice sobre el tema de los buenos modales, con su recordatorio de que “un cristiano que no sabe dar gracias es alguien que ha olvidado el lenguaje de Dios”.