Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

sábado, 13 de septiembre de 2014

MADUREZ


Virtudes morales y madurez humana

El desarrollo armónico de todas las virtudes morales lleva a la persona a la madurez humana que le es propia, “la cual se manifiesta, sobre todo, en cierta estabilidad de ánimo, en la capacidad de tomar decisiones ponderadas y en el modo recto de juzgar los acontecimientos y los hombres”.

Se adquiere en primer lugar, la capacidad de juicio: un hombre maduro conoce el sentido de la vida y el valor de las cosas. A la vez, se considera a sí mismo con realismo y objetividad, ya que es capaz de decidir su actuación siempre de modo coherente, libre y responsable, aceptando las consecuencias de sus actos.

El hombre maduro sabe adaptarse a las circunstancias y resolver sus problemas cediendo y concediendo en todo, cuanto no se oponga al fin último, o al contrario, exigiendo si es preciso.

Sabe encontrar los caminos que conducen a la meta buscada; sabe encontrar el lugar de igualdad, de superioridad o de inferioridad que le corresponde. Participa en la construcción del bien común sin complejos. Es comprensivo y paciente con los demás. Sabe dar a cada uno lo suyo.

La adquisición de virtudes es pues el camino hacia la madurez y plenitud humanas, a las que el hombre ha de tender según su propia naturaleza: madurez de juicio, madurez de la afectividad y madurez en la acción.


viernes, 12 de septiembre de 2014

Y sigo con las virtudes

Adquisición

Las virtudes naturales o humanas se logran con la repetición de actos. No se trata de un simple ejercicio mecánico sino que es necesario poner en juego la voluntad.
Se debe evitar caer en la rutina en la adquisición de una virtud. Esto suele ocurrir cuando transformamos a la virtud en un fin y no en medio. Por ejemplo: no se trata de lograr que los hijos sean ordenados por el orden mismo, sino como medio para lograr una convivencia feliz y armónica.
El desarrollo de una virtud depende de dos factores:

a.       De la intensidad con que se la vive.
b.       De la rectitud de los motivos que tenemos para vivirla.

Por ejemplo: se puede vivir la generosidad con los amigos únicamente, o se la puede vivir con las personas que más necesitan de atención, o también porque nos obligan a dar algo a alguien. Hay diversos matices en estas tres motivaciones.

Para formar a los hijos en el desarrollo de virtudes humanas, los padres deben aprovechar los acontecimientos cotidianos de la vida en familia, más que planificar actividades. Conviene tener en cuenta que el ejemplo que educa no es necesariamente el ejemplo “perfecto”, sino el ejemplo de la persona que está luchando por superarse personalmente por ser más y mejor.

No somos ejemplo por ser perfectos y no equivocarnos nunca, sino que lo somos cuando nos equivocamos y nuestros hijos nos ven luchar por superarnos y nos escuchan pedir perdón, si es necesario. Hay que desterrar la imagen de “papá no se equivoca” o “mamá siempre tiene la razón”. Los hijos también tienen sus motivos y hay que saber escucharlos.

Esta lucha con uno mismo supone autoexigencia respecto a la voluntad y a la inteligencia. En estos dos campos se trata de educar a los hijos. Si los padres aclaran intelectualmente lo que significa cada una de las virtudes que quiere desarrollar en sus hijos, será mucho más fácil aumentar en ellos el grado de intencionalidad; es decir, los haremos más conscientes de lo que tienen que lograr a mediano y largo plazo.


jueves, 11 de septiembre de 2014

Más sobre las virtudes

Las virtudes morales se agrupan en las llamadas Virtudes Cardinales: justicia, prudencia, fortaleza y templanza. Estas virtudes comprenden las cuatro direcciones fundamentales del buen obrar del hombre y perfeccionan sus potencias.

          Prudencia: determina la elección de los medios que se deben emplear para alcanza un fin. Perfecciona el entendimiento.
          Justicia: inclina la voluntad del hombre a dar a cada uno lo que le es debido, regula las relaciones con los demás.
          Fortaleza: Afianza el apetito irascible contra el temor irracional y preserva de la temeridad.
          Templanza: modera el apetito concupiscible y los placeres sensibles, ayuda al hombre a dominar y regular sus propias pasiones.

Necesidad de las virtudes

Deriva de la misma naturaleza humana que es esencialmente perfeccionable, todos podemos a lo largo de nuestra vida mejorar o empeorar.
Sin las virtudes, la vida moral del hombre sería un continuo partir de cero, sin la posibilidad de progreso, ni perfección estable. La acción buena aislada no mantiene por sí sola la orientación hacia el bien de toda la vida.
Es precisamente la virtud la que opera una confirmación moral profunda y permanente de la conducta humana, porque afecta a las raíces mismas del alma, que es fuente y energía de las acciones.
Con la sucesión de sus actos, el hombre va adquiriendo como una segunda naturaleza, a la manera de un tejido de virtudes o vicios, formado por sus buenas o malas acciones.



miércoles, 10 de septiembre de 2014

¿Y qué son los valores o virtudes...?

La virtud es una cualidad permanente o estable del alma para realizar un acto bueno. Es un hábito, es decir, un principio firme.
El ejercicio de cualquier virtud implica necesariamente tres factores: libertad, racionalidad y voluntad por parte del sujeto que desea poserla.
No cualquier disposición del hombre puede ser considerada como un hábito, sino sólo aquellas que han alcanzado en el sujeto una firme estabilidad. De ahí que una obra virtuosa, fruto de hábitos operativos buenos, tengan las siguientes notas distintivas:

a.       Naturalidad y estabilidad en las acciones
b.       Prontitud y perfección al realizar una obra
c.       Agrado al realizar dicha acción

Por ejemplo, a la persona que desarrolla la virtud del orden, le resultará más sencillo y agradable poner cada cosa en su lugar; y por otra parte, sentirá la satisfacción de hacer lo que le corresponde.

Como ya se ha dicho, son cualidades permanentes de las potencias humanas, adquiridas por la libre y constante repetición de actos que tiendan al bien moral.
Se llaman naturales porque es propio de la naturaleza humana perfeccionar sus capacidades de un modo que pueda realizar actos con prontitud, facilidad y una satisfacción cada vez mayores.
Con estas virtudes el hombre regula y modera, por una parte su vida afectiva y sus pasiones, y por otra, orienta eficazmente sus acciones exteriores en la vida de relación.


martes, 9 de septiembre de 2014

Otra reflexión

La vida misma

Actualmente hay mas suicidios que muertes por accidentes en carretera: se esta intentando disminuir estas ultimas, ¿pero qué se hace para evitar las primeras?.
Lo primero es conocer las posibles causas, algunos corresponden a personas con enfermedades psíquicas y no voy a entrar porque no soy psiquiatra. Pero otro porcentaje, cada vez mas elevado corresponde a personas que han perdido el sentido de la vida o no lo han tenido nunca y como consecuencia de esta falta caen en la tan temida depresión.
Por mucho que queramos huir de él, la realidad es que todos en esta vida tropiezan con el sufrimiento, más tarde o más temprano aparece, muertes, enfermedades, fracasos, formas de ser propias o de los que nos rodean etc., nos producen sufrimiento.
Los que tenemos la inmensa suerte de creer en Dios sabemos que sirve; por eso Jesucristo sufrió y permitió que sufrieran los que estaban a su alrededor; el sufrimiento para un cristiano que ejerza, tiene un sentido y eso da esperanza. Esto sí quiero recalcarlo, hay que ejercer, es decir practicar, no basta con estar bautizado.
Pero, ¿que ocurre con la persona que vive de espaldas a Dios?, ¿la que no lo trata?, ¿la que se ha fabricado una religión a su gusto que le permita dar cobertura a sus desmanes? Pues que cuando todo sale como quiere, fenomenal; pero si aparece la contrariedad, el problema o no se sienten felices con lo que hacen, la vida les resulta sin sentido y al no tener asidero alguno, no les merece la pena vivir. Esto es serio y habría que poner solución. Me parece un síntoma de inteligencia aprender de los sucesos que ocurren a nuestro alrededor.
Ahora se intenta que los niños no estudien religión y que los adultos prescindamos de ella, que Dios en definitiva sea silenciado lo que puede tener consecuencias funestas.
Los mismos que se quejaban de otros que querían meternos las cosas por decreto-ley, intentan meternos por el mismo sistema   el laicismo como religión única.
Pienso que se tiene que abrir cauce el sentido común si no queremos que la sociedad se vaya a pique. Necesitamos unos valores que están impresos en la naturaleza humana, existe el bien y el mal, no todo es relativo, algunas cosas sí, pero no todas. El hombre necesita puntos de referencia inamovibles, que no dependan del que manda. Nuestros diputados no pueden pretender imponernos sus creencias o su agnosticismo por mayoría de votos.

Una sociedad democrática exige respeto de unos con otros, si no caemos en la dictadura. Y ese respeto implica no poner trabas a esos valores que ayudan a vivir y que benefician a las personas, es mas se tienen que promover y facilitar, respetando la libertad de todos.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Reflexiones interesantes

El día tiene muchas horas y en cada una se pueden hacer muchas cosas, pero hay que pensarlas, porque lo importante no es hacer muchas cosas, sino hacer las que importan.

En todos los aspectos de vida, se necesitan retos. Si no, se impone el aburrimiento.

Hay que prever desahogos, para no desahogarse por cualquier agujero.

Decidir si uno se fija en la media botella que queda o en la que falta sigue siendo una de las grandes opciones de la humanidad.

El optimismo puede resultar ingenuo en un punto, pero es sabio en su conjunto.

(Del libro “Aforismos”. Juan Luis Lorda. Ed. Rialp)