Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

sábado, 26 de septiembre de 2015

Tema importante

Con un bebé de brazos, una mujer muy asustada llega a la consulta de su ginecólogo y le dice:
Doctor: por favor ayúdeme, tengo un problema muy serio. Mi bebé aún no cumple un año... y ya estoy de nuevo embarazada.
No quiero tener hijos en tan poco tiempo, prefiero un espacio mayor entre uno y otro.
El médico le preguntó: Muy bien, ¿qué quiere que yo haga?
Ella respondió:
Deseo interrumpir mi embarazo y quiero contar con su ayuda.
El médico se quedó pensando un poco y después de algún tiempo le dice: Creo que tengo un método mejor para solucionar el problema y es menos peligroso para usted.
La mujer sonrió, pensando que el médico aceptaría ayudarla.
Él siguió hablando: Vea señora, para no tener que estar con dos bebés a la vez en tan corto espacio de tiempo, vamos a matar a este niño que está en sus brazos.
Así usted tendrá un periodo de descanso hasta que el otro niño nazca.
Si vamos a matar, no hay diferencia entre uno y otro de los niños.
Y hasta es más fácil sacrificar éste que usted tiene entre sus brazos puesto que usted no correrá ningún riesgo.
La mujer se asustó y dijo: ¡No, doctor! ¡Que horror! ¡Matar a un niño es un crimen!
También pienso lo mismo, señora, pero usted me pareció tan convencida de hacerlo, que por un momento pensé en ayudarla.
El médico sonrió y después de algunas consideraciones, vio que su lección surtía efecto.
Convenció a la madre que no hay la menor diferencia entre matar un niño que ya nació y matar a uno que está por nacer, y que está vivo en el seno materno.

¡ EL CRIMEN ES EXACTAMENTE EL MISMO !

viernes, 25 de septiembre de 2015

Destruyendo tópicos


Consecuencia de la mentalidad tan extendida de "usar y tirar", el kleneex, las lentillas y también el matrimonio. No nos queremos o podemos dar cuenta que la persona necesita seguridad y estabilidad para poder funcionar y vivir.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

El saber no ocupa lugar

EL BUDISMO

A. HISTORIA DE BUDA
1. ¿Qué es el budismo? La palabra budismo viene de budhi que significa despertarse; en este sentido, el budismo es la filosofía del despertar. El budismo se llama así porque su iniciador fue un hombre que en un momento de su vida se iluminó -despertó- y fue denominado Buddha (el que se despertó). Budistas son los seguidores de Buda.
2. Historia de Buda.- Buda fue un hombre que nació en el año 563 antes de Cristo. Se llamaba Siddhârtha Gautama. Desde joven mostró gran inteligencia. Según las costumbres de la época se casó a los 16 años. Tuvo una esposa y un hijo. Vivía en el norte de la India en un ambiente lujoso. Pero vio el sufrimiento ajeno, tuvo una crisis y decidió partir en busca de la verdad. Abandonó a su familia, y se sentó a los pies de los maestros religiosos de su región. Fue la gran salida. Tenía 29 años.
Estos maestros le enseñaron muchas cosas, pero nadie conocía la causa del sufrimiento y cómo superarlo. Luego de seis años de estudio, meditación y fuerte ascetismo, tuvo una experiencia donde la ignorancia desapareció, y repentinamente comprendió. Desde ese día fue llamado Buda, el Iluminado. Esta iluminación tuvo lugar al pie de una higuera que pasó a ser árbol sagrado del budismo.
Desde entonces, se dedicó a viajar por el norte de la India, enseñando lo que había descubierto. Su compasión y paciencia fueron legendarias y tuvo miles de seguidores. Murió en el 483 a.C. a los ochenta años, enfermo pero feliz y en paz.
3. ¿Buda fue un dios? No, no fue un dios. Buda no se proclamó Dios, ni mensajero de Dios. Fue un hombre que se perfeccionó, y enseñó que si seguimos su ejemplo también podemos lograr la perfección. Antes de la iluminación fue un yoghi y practicó el yoga; luego insistió en la meditación.
4. ¿En el budismo se adora a Buda? Los budistas no adoran, ni hacen ofrendas a Buda. No le dan culto de adoración, sino de admiración y respeto. Como ejemplo, veamos el significado de unos símbolos usados en el budismo: las estatuas de Buda invitan a desarrollar paz y amor en nosotros; el perfume del incienso recuerda la penetrante influencia de la virtud; la lámpara señala la luz del conocimiento; las flores que se marchitan simbolizan la impermanencia; una reverencia expresa gratitud a Buda por sus enseñanzas. Ésta es la naturaleza del culto budista.
B. LA PRÁCTICA BUDISTA
(Empezamos hablando de la práctica, pues la teoría es más complicada).
1. ¿Cómo es la ética del budismo? La ética budista se basa en los cinco preceptos: respetar la vida, no tomar lo que no me es dado, conducta sexual correcta (que no sea dañina con otros o conmigo), no hablar de manera dañina (mentir, rudeza, ostentación, cotilleo, charla vana), y no tomar intoxicantes (que alteran la mente y ponen en riesgo de romper los otros preceptos).
2. Las cuatro nobles verdades.- En el budismo reciben este nombre las siguientes afirmaciones:
  • Todo lo que existe está sujeto al dolor, al sufrimiento.
  • El origen del sufrimiento es el deseo (la sed, la concupiscencia, el ansia de vivir).
  • El dolor puede ser suprimido (apagando esos deseos).
  • Para extinguir el sufrimiento, se debe seguir el camino de ocho senderos.
3. El óctuple sendero.- En el budismo se llama así al camino que lleva al cese del sufrimiento mediante la elevación de la mente. Se trata de purificar la opinión, las ideas, el lenguaje, la acción, la memoria, la meditación, etc. En resumen: sabiduría, conducta ética y meditación pura.
4. ¿Qué se practica en el budismo? Un budista practicante se caracteriza por dos actividades: el estudio de las enseñanzas de Buda; y el ejercicio del óctuple sendero, principalmente la meditación.
5. ¿Cómo es la meditación en el budismo? Es algo importante y peculiar. Unas veces es una técnica de yoga, otras un esfuerzo de no pensar en nada. Es diferente a la oración o meditación cristianas.
6. ¿Qué es el nirvâna? En el budismo, el nirvâna es la meta definitiva que persigue un budista. Tras años de ejercicios de yoga, sacrificios y meditación, el budista consigue apagar en él todo deseo, incluso el de la vida, y entra así en una situación nueva llamada nirvâna donde se ha superado el sufrimiento.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Para los matrimonios

De las numerosas parejas católicas que pasan por el consultorio del sacerdote P. T.G Morrow en Washington D.C en Estados Unidos para terapia familiar, dos de ellas impactaron especialmente al presbítero.

En muchas maneras esas dos parejas eran perfectas: estaban abiertas a la vida, educaban a sus hijos en la fe y recibían frecuentemente los sacramentos. Pero ambos matrimonios terminaron rotos. ¿El culpable? Los enojos.

“Los enojos son un veneno”, aseguró a ACI Prensa el P. Morrow, teólogo moral y autor de Overcoming Sinful anger (Superando la ira pecaminosa). “Si un esposo y su mujer se enfadan con frecuencia, eso destruye la relación. La hace tan dolorosa que quieren terminar con ella”.

La experiencia del enojo es universal. Es natural, puede ser incontrolable y es una respuesta al comportamiento de otros, afirma. A veces los enojos pueden ser correctos, Santo Tomás de Aquino dijo que si este se unía a la razón era digna de alabanza; pero la mayoría de las veces están encaminados hacia la ira pecaminosa que está motivada por el deseo de venganza, explicó el sacerdote.

Y la ira como pecado tiene efectos devastadores en las relaciones.

“Es extremadamente importante que la gente se dé cuenta de que la ira y los enojos pueden ser algo serio, especialmente si cuenta con arrebatos mayores que dañan a otras personas”, afirmó el P. Morrow.

La ira es tan destructiva que muchos expertos matrimoniales recomiendan a las parejas tener cinco reacciones positivas por una de enojo.

“El enojo, cuando se expresa de manera incorrecta, es un veneno para las relaciones”, afirma. “Los esposos necesitan ser especialmente cautelosos con esto y trabajar para superarlo”.

A pesar de que el sentimiento de ira es natural e imposible de evitar, el P. Morrow asegura que es importante conocer cómo expresar el enojo y la disconformidad de una manera efectiva y positiva. El primer paso es decidir si vale la pena enfadarse.

“La gente se enfada por pequeñeces, cosas sin importancia”, afirma. “Hay que pensar “¿Vale pena enfadarme por esto? Si no, déjalo pasar. Simplemente olvídalo”.

Si tu enfado está justificado y la confrontación terminará por ser algo positivo para el otro, utiliza el humor y la diplomacia para expresarlo. Si la confrontación no hará mejor al otro entonces, apunta el P. Morrow, puede ser una buena idea ofrecer tu enfado al Señor como sacrificio por tus pecados y por los pecados del mundo.

“La rabia no se va automáticamente en el primer intento”, explica. “Hay que continuar ofreciéndoselo a Dios como sacrificio”.

El P. Morrow asegura que esa actitud hacia los enfados no significa que las personas deban convertirse en “cobardes incapaces” de expresar su insatisfacción con las acciones de los otros.

El marido violento de santa Mónica
Por eso pone el ejemplo de Santa Mónica, la madre de San Agustín de Hipona. Muchos de los hombres de Tagaste en esa época tenían temperamentos violentos y el marido de Santa Mónica no era una excepción. Cuando volvía a casa y gritaba a Santa Mónica ella le decía que se calmara. Algunas veces, después de la explosión de rabia de su marido, Santa Mónica se acercaba tranquilamente a él y con calma le explicaba sus quejas.

“Ella era cualquier cosa menos cobarde. Santa Mónica tenía un objetivo concreto, quería ser santa y convertir a su hijo. Persiguió sus objetivos con ardor, y como resultado convirtió a su marido violento y también a su hijo Agustín”.

Para más información consulte el libro del P. Morrow, Overcoming Sinful Anger que incluye un manual desarrollado por el sacerdote tras años como mediador matrimonial y director espiritual, además de haber realizado su tesis doctoral en la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II en el Instituto para Estudios sobre Matrimonio y Familia.