Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

sábado, 17 de mayo de 2014

La ecología

En la cola del supermercado, el cajero dice a una señora mayor que debería traer su propia bolsa de la compra porque las bolsas de plástico son dañinas para el medio ambiente. La señora pide disculpas y explica: “Es que en mis tiempos no pensábamos en la ecología”

El empleado le contesta: Ése es el problema que tenemos ahora. La generación de ustedes no se preocupó de preservar el medio ambiente. Tiene razón –dijo la señora-. En aquellos tiempos no pensábamos en la ecología. En aquel entonces las botellas de leche, de refrescos y de cerveza se devolvían a la tienda. La tienda las enviaba de nuevo a la fábrica, donde las lavaban y esterilizaban… antes de llenarlas de nuevo, de manera que podían utilizar los mismos envases una y otra vez. Pero es verdad, en aquellos tiempos no pensábamos en la ecología.

Subíamos y bajábamos escaleras, porque no había artefactos mecánicos en todos los comercios y oficinas. Íbamos andando a la tienda… en lugar de usar el coche de 200 caballos cada vez que teníamos que recorrer dos manzanas. Pero tiene usted razón. En aquellos tiempos no pensábamos en la ecología.

Entonces lavábamos y reutilizábamos los pañales de los bebés, porque no los había de un solo uso. Secábamos la ropa en tendederos, no en esas máquinas de 200 voltios que consumen mucha energía rugiendo para secar la ropa. Las energías solar y eólica secaban nuestra ropa estupendamente. Los niños usaban la ropa de sus hermanos mayores, no siempre modelitos nuevos. Pero tiene usted razón: en aquellos tiempos no pensábamos en la ecología.

En aquel entonces teníamos un televisor o una radio en cada casa, no un televisor en cada habitación y un equipo de música de miles de vatios. Y el televisor tenía una pantalla del tamaño de un pañuelo (¿recuerdan?) no una pantalla del tamaño de un campo de fútbol. En la cocina molíamos, batíamos y desmenuzábamos a mano, porque no había aparatos eléctricos que lo hicieran todo por nosotros. Cuando embalábamos algo frágil para enviarlo por correo usábamos periódicos arrugados para protegerlo, no envoltorios de burbujas o bolitas de plástico. En aquellos tiempos no encendíamos un motor y quemábamos gasolina sólo para cortar la hierba. Usábamos unas tijeras cortadoras que funcionaban a músculo. Hacíamos ejercicio trabajando y no necesitábamos ir a un gimnasio para correr sobre pistas mecánicas que funcionan con electricidad. Pero tiene usted razón: en aquellos tiempos no pensábamos en la ecología.

Cuando teníamos sed bebíamos en una fuente, en lugar de usar vasos y botellas de plástico cada vez que queríamos beber agua. Recargábamos las estilográficas con tinta, en lugar de tirarlas y comprar otras nuevas. Y cambiábamos la hoja de afeitar en vez de tirar a la basura toda la maquinilla sólo porque la hoja ya no corta. Pero entonces no pensábamos en la ecología.
En aquellos tiempos la gente usaba el tranvía o el autobús y los niños iban a la escuela en bicicleta o andando, en lugar de usar a su madre como un servicio de    taxi disponible las 24 horas. En cada habitación teníamos un enchufe, no una batería de enchufes para alimentar una docena de artefactos. Y no necesitábamos ningún aparato electrónico que enviara señales de satélites a kilómetros de distancia…para encontrar la pizzeria más cercana.


(Que oportunidad de callar perdió el empleado del supermercado)





















viernes, 16 de mayo de 2014

El tunel

Me hacía ver una amiga que la vida era como un viaje en tren, se puede elegir entre dos tipos de tren, el que va despacio y por parajes bonitos y el que va deprisa a su destino. Los dos responden a dos formas de vivir la vida, la primera es más placentera, pero al ser más largo el trayecto tiene más peligro de sufrir averías, necesitar más combustible, encontrar condiciones meteorológicas adversas, etc.

La segunda necesita un trazado más recto, lo que hace necesario atravesar montañas, cruzar ríos, etc., y eso conlleva cruzar por puentes y sobre todo pasar por bastantes túneles si el terreno es montañoso. Dentro del túnel no se ve paisaje alguno, la única luz es la que lleva el tren.


Aplicando el ejemplo a la vida pienso que tenemos que ser conscientes que sí se quiere vivir con rectitud, hay que tener muy clara  la meta a la que nos dirigimos; tendremos que soportar túneles, períodos de oscuridad y la única luz será la que personalmente llevemos cada uno. Lo que sí está claro es que la intensidad de la luz personal dependerá de varios factores, sólo voy a señalar dos: las propias convicciones y las disposiciones que personalmente nos fomentemos.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Reflexiones

Detesto a los que me privan de la soledad y sin embargo no me hacen compañía. (Irving  Yalon)

Amigo es aquel que te ve llorando y pregunta: ¿a quién matamos?

¿Por qué todo el mundo quiere tener un amor de película, si sólo dura dos horas?

Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante.

Que el amor valga la alegría, no la pena.


Que no se te vaya la vida tratando de ganarla.

domingo, 11 de mayo de 2014

Reflexiones

Las mujeres son inseguras, inestables y volubles. Casi tanto como los varones.

Las mujeres tienen los defectos de los varones pero en femenino. Donde las mujeres son vanidosas, los varones son fanfarrones.

Las lágrimas son la derrota de los hombres y la defensa de las mujeres.

Cuando las mujeres influyan más como mujeres, la vida pública se parecerá más a una familia y menos a una guerra.

El enamoramiento puede ser la mecha del amor, pero no es la substancia.


(Del libro Aforismos. Juan Luis Lorda. Ed. Rialp)