Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

viernes, 13 de enero de 2012

Frases

La maledicencia es la hermana tímida de la calumnia. (Anónimo)

Lo malo sin maestro se aprende. (Proverbio castellano)

La gran tragedia del mundo es que no cultiva la memoria, y por tanto olvida los maestros. (Martin Heidegger)

La paciencia es un árbol de raiz amarga, pero de frutos muy dulces, dulcísimos. (Aforismo persa)

martes, 10 de enero de 2012

¡Vamos a por la voluntad!

Qué es la voluntad?

Aunque algunos intelectuales pretenden asimilar al hombre con los animales, la psicología nos enseña que el ser humano es superior a los animales, porque tiene inteligencia, afectividad, libertad y sobre todo voluntad.

La palabra voluntad significa querer. Es un acto intencional, de orientarse con decisión hacia algo que considera positivo y valioso. Podemos distinguir en esta facultad tres ingredientes:

- Una tendencia o preferencia por algo. Es tener una aspiración.

- Una determinación o decisión firme por algo concreto, después de haber evaluado las distintas posibilidades que se presentaban.

- Una acción o puesta en marcha de toda la personalidad para conquistar aquello que se quiere.

Habría que distinguir entre el desear y el querer. El desear sería pretender algo desde el punto de vista afectivo o sentimental, pero de forma superficial. Algunos jóvenes lo expresan diciendo: "Esto me apetece", "no me apetece". Este deseo, que tiene sus raíces en el plano sentimental, no conduce a nada o a casi nada.

El querer, sin embargo, es más racional. Nace del análisis y evaluación de los valores e ideales y conduce al hombre maduro hacia metas alcanzables.

Por lo tanto el “querer” es mas propio del hombre, a veces sale solo y otras veces no, es la inteligencia la que tiene que gobernar al hombre, por eso necesitamos formar, educar la voluntad.

La voluntad es casi tan importante como la inteligencia. Nos ayuda en el empeño de conseguir los ideales de la juventud y, también, los de la madurez; a continuar hacia adelante cuando surgen dificultades y los vientos son contrarios a nuestros deseos.

La voluntad es el cauce por donde se afirman los objetivos, los propósitos y las mejores esperanzas, y sus dos ingredientes más importantes para ponerla en marcha son la motivación y la ilusión. La primera arrastra; la segunda es la alegría de llevar los argumentos de la existencia hasta el final.
Entre la motivación y la ilusión radica la razón de proponerse mejorar en cuestiones pequeñas: es decir, hago lo que debo, aunque me cueste, aunque no lo entienda en ese momento. Debemos aprender a desatender esas voces interiores que nos quieren llevar sólo a lo que nos apetece o nos gusta, o hacia lo que nos pide el cuerpo, alejándonos del trayecto adecuado.

Toda educación de la voluntad está estructurada a base de esfuerzos no muy grandes, pero tenaces y pacientes, que se van sumando. La clave está en la constancia, en no abandonarse.
Primero dar un primer paso y luego otro, y más tarde hacer un esfuerzo suplementario. De ahí surgen y allí es donde se forjan los hombres de una pieza; los que saben saltar por encima del cansancio, la dificultad, la frustración, la desgana y los mil y un avatares que la vida trae consigo.

La voluntad puede ser la clave del éxito; hace al hombre valioso y lo transporta al mundo donde los sueños se hacen realidad.






lunes, 9 de enero de 2012

¿Queremos educar o deseducar?


En estos tres meses que llevamos de curso se ven las carteras repletas de libros y los niños “tirando” de los carritos, si sus conocimientos fueran proporcionales a lo que pesan, estaríamos formando a una legión de sabios. Por desgracia no es así.

Junto a los niños sus madres que comentan todo lo que les preocupan sus hijos: “No puedo con mi hijo”, es la frase que repiten con cara de preocupación y es para tenerla teniendo en cuenta que a veces el hijo tiene algo mas de 3 años.

Y da pena la preocupación de los padres, pero para que no se quede solo en preocupación sin buscar soluciones, pienso que hay algunas preguntas que deberíamos plantearnos: ¿Educamos o deseducamos? ¿Tenemos claro lo que queremos conseguir con nuestros jóvenes?

 Estoy segura que todos queremos lo mejor, por eso deberíamos proponernos ahora, a principio del segundo trimestre, unas metas.

 ¿Queremos educar? Ayudemos a que desarrollen sus capacidades: el entendimiento (imprescindible para resolver con acierto los problemas que les va a ir presentando la vida), ¡que sepan elegir lo mejor y apartarse de lo que no les conviene!, la voluntad (¡ay! la voluntad merece artículo aparte, porque estamos formando una generación –salvo muy honrosas excepciones- que se viene abajo ante la primera contrariedad, en cuyo vocabulario las frases claves son: “no tengo ganas”, “no me apetece”).

¿Queremos deseducar? Bajemos los contenidos en la enseñanza para evitar el fracaso escolar; que no desarrollen la memoria, “para eso están las enciclopedias, los ordenadores...”, si no comprenden algo, da igual, “es que es muy pequeño”, ¿voluntad, esforzarse?, para qué “tiempo tendrán de sufrir en la vida”.

 ¿Queremos educar? Desarrollemos los valores que tienen como personas: la fortaleza, la alegría, la responsabilidad, la amistad, el respeto mutuo...

¿Queremos deseducar? Hagámoslos egoístas, preocupados sólo de “lo que me apetece”, de lo que “tengo ganas”, de lo que “quiero”

Me da la impresión que la TV nos priva de pensar y razonar, “vemos” demasiado y pensamos poquito. Quizás ha llegado la hora de pensar y dejarnos aconsejar para educar bien a los hijos, leer libros que nos orienten; cualquier profesional que se precie se pone al día en su profesión, ¿acaso es mas importante una profesión que la educación de los hijos?

Rectificar si es necesario, el esfuerzo de hoy merece la pena porque se educa a la generación del mañana!






domingo, 8 de enero de 2012

Frases breves


Una opinión equivocada puede ser tolerada donde la razón es libre de combatirla. (Thomas Jefferson)

Por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida. (Miguel de Cervantes)

Adquirir el hábito de la lectura es construirse un refugio contra casi todas las miserias de la vida. ((William Somerset Maugham)

Hay dos clases de escritores geniales: los que piensan y los que hacen pensar. (Joseph Roux)