Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

miércoles, 2 de agosto de 2017

Saber perdonar 2

Día 2
En este segundo día que tu intención sea pedir a Dios que haga crecer tu capacidad de comprender y disculpar las faltas de tus semejantes.
Reflexión. “Mi Señor, dame esa paz que sólo tú sabes dar…”. Es cierto, duele y mucho cuando recibimos ofensas y desprecios de los demás sobre todo de aquellos a quienes el amor nos une o de aquellos que se supone son quienes nos deberían de amar incondicionalmente como los papás. Pero ¿sabes? Cuando logramos observar y comprender que esa persona que nos lastimó habla desde su dolor, desde sus huellas de abandono; cuando logras comprender que esa persona también fue lastimada en un momento y que por medio de gritos y ofensas lo único que está haciendo es vociferar que necesita amor desesperadamente, todo cambia… Comprendes que esa persona solo nos dio lo que tenía para dar, es decir, lo que sabía dar.
¿Cómo disculpo a ese que tanto me irrita? ¿Cómo tolero sus defectos? Es fácil, “yo me domino”… Si elijo irritarme, perderé la paz y eso no conviene a mi alma… Nuestro Señor nos pide que aceptemos con paciencia los defectos del prójimo… Sencillito, que los aceptemos tanto como Dios acepta los nuestros… ¡Qué tal!
Tenemos que razonar así: si el Señor no ha transformado todavía a esa persona, no ha eliminado de ella tal o cual imperfección, ¡es que la soporta como es! Espera con paciencia el momento oportuno, y yo debo actuar como Él. Mi deber es rezar y esperar con paciencia a que haya una conversión en su corazón. ¿Por qué ser más exigente y más precipitado que Dios?
“En ocasiones creo que mi prisa está motivada por el amor, pero Dios ama infinitamente más que yo, y sin embargo ¡se muestra menos impaciente!” (La paz interior/Jacques Philippe)

Ejercicio. Hoy en la noche cuando reces trae a tu mente a esa persona que tú pienses es la que más te ha lastimado. Lleva sinceramente tu pensamiento y corazón al suyo y desde tu alma dile: te disculpo y te perdono porque ahora comprendo que solo me diste lo que tenías para dar.

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