Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

sábado, 7 de junio de 2014

La elegancia 1

La elegancia es más una filosofía de vida, de comportamientos, de modos y aptitudes, que de puro y simple protocolo social. La elegancia se sustenta en un triángulo del que forman parte la Educación, la Delicadeza y la Cultura. En cierto modo esos valores son equiparables a un buen libro y a una buena colonia; el libro aromatiza el alma, la colonia el cuerpo, y ambos a la persona.

La elegancia según el escritor francés, Honoré de Balzac es “la ciencia de no hacer nada igual que los demás, pareciendo que se hace todo de la misma manera que ellos”. Se ha frivolizado mucho la palabra “elegante”, olvidando que viene del latín “elegere”, elegir, que es una cualidad humana, y se supone que siempre “elegimos lo mejor”

Todo ello nos lleva a manifestar que la elegancia es el modo de ser y de estar, íntegro, positivo y armonioso, de determinadas personas, que se manifiesta externa e interiormente en su modo de vivir, estar, vestir, moverse, y relacionarse en la sociedad, con gracia, nobleza y sencillez, respeto a los demás, naturalidad y buen gusto. Lo elegante va unido a lo bello; lo cutre, a lo feo.

Existen cuatro características de la elegancia. La primera nota de la elegancia: lo estético. Es lo bueno que existe en cada persona, entendido como el buen gusto y el estilo propio en el modo de presentarse. Lo estético tiene mucho que ver con el pudor, como actitud humana que defiende la intimidad personal. En este sentido se puede hacer una distinción entre lo que es atraer, seducir y provocar.

La segunda nota de la elegancia: la naturalidad. No hay elegancia verdadera si no es con la naturalidad que proviene a partes iguales de la espontaneidad y de la autenticidad; es decir, mostrarse uno tal cual es, de modo que lo que ven de nosotros responda a nuestro ser verdadero. La moderación y la mesura también forman parte de la naturalidad. Como todo en esta vida, los excesos no son elegantes, porque hacen que las cosas y los gestos no sean sinceros. La verdadera elegancia es siempre, por tanto, portadora de naturalidad. Actuar espontáneamente, con gusto y estilo personales muestra una elegancia que viene desde el fondo de la persona.

La tercera nota de la elegancia: la distinción. Distinguido es lo que sobresale de la persona, lo que eleva a la persona y lo que la hace señorial. Como vemos es todo lo opuesto a lo vulgar, a lo zafio, al desaliño y a la suciedad. Algunas personas tienen porte, andares, formas bien proporcionadas, hermosas. Estas personas, si tienen buen gusto y un toque de distinción, pueden llegar hasta un esplendor natural que a las demás les suele resultar inalcanzable. “El bruto se cubre, el rico se adorna, el fatuo se disfraza, el elegante se viste”, decía Honoré de Balzac

Y la cuarta nota de la elegancia: La belleza. Es esencial recordar que la belleza significa en primer lugar armonía y proporción de las partes dentro del todo, sean las partes del cuerpo, de los vestidos, del lenguaje o de la conducta. Pero además, como dice Aristóteles, "a las obras bien hechas no se les puede quitar ni añadir, porque tanto el exceso como el defecto destruyen la perfección"; Esto quiere decir que un sólo defecto estropea el conjunto, pues para que la belleza se haga presente en el aspecto exterior de la persona todo en él debe ser íntegro, acabado y bien proporcionado.

jueves, 5 de junio de 2014

Historieta aleccionadora

Cuento Oriental Judío 

Cuando Noé estaba plantando una viña, se apareció Satán y pidió permiso para ayudarlo.

Satán trajo primero un cordero, lo mató y vertió su sangre sobre los surcos.  Después empapó la tierra con sangre de león.  A continuación atrapó un mono y usó su sangre del mismo modo.  Y finalmente le tocó el turno a un cerdo. 

Entonces Satán le explicó a Noé sus intenciones:

Cuando el hombre tome la primera copa de vino se volverá dulce y alegre como el cordero.

Con la segunda copa, será valiente y peleador como el león, jactándose de su poder.  

Después de la tercera copa, se pondrá en ridículo como un mono. 

Pero si toma cuatro o más copas se convertirá en un cerdo repugnante, sucio y bestial, capaz de revolcarse en el barro.


miércoles, 4 de junio de 2014

Reflexiones sobre el Matrimonio

El amor conyugal es un cheque en blanco. El éxito del matrimonio consiste en que los dos lo extiendan y ninguno lo cobre.

El amor matrimonial funciona mientras que cada uno esté dispuesto a dar más de lo que recibe.

Calidad en la vida matrimonial es no perder la buena educación.

El éxito del matrimonio tiene mucho que ver con hablar cuando se querría callar y callar cuando se querría hablar.


Cuando se rompen los matrimonios, se rompen los hijos.

Del libro "Aforismos". Juan Luis Lorda. Editorial Rialp

martes, 3 de junio de 2014

Sobre el amor

Para mantener el amor toda la vida hay que mantener la conversación toda la vida.

El amor mutuo se alimenta de favores mutuos.

No es prudente poner a prueba el propio amor ni el ajeno.

El sexo sin amor y renuncias, primero es egoísmo y muy pronto esclavitud.


Matar a la criatura para resolver un desahogo es sacrificar al menos culpable.

domingo, 1 de junio de 2014

La otra cara de la moneda

Y si ayer hablé de libertad, hoy le toca el turno a la responsabilidad, ni libertad sin responsabilidad; ni responsabilidad sin libertad.
Libre y responsable son conceptos paralelos e inseparables. Somos responsables de nuestros actos libres, principalmente de los que comportan un deber moral.
De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española de la lengua la responsabilidad es “la capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”.
El ejercicio de la responsabilidad individual depende de cada uno. En principio, en un contexto de libertad, y desde la perspectiva de una persona sana, es decir, libre de trastornos psicológicos graves,  todos podemos elegir libremente qué hacer con nuestra vida, hacia dónde dirigirnos, con quienes queremos estar, qué queremos ser. Podemos incluso decidir no tomar ninguna decisión acerca de nuestra vida.
Ser responsables significa asumir las consecuencias de las decisiones que tomamos, por tanto, significa excluir de toda culpa a las circunstancias o personas que nos rodean. Expresiones como “ella/el me está volviendo loca/o”, “esta persona me saca de quicio”, “todo lo que me pasa es por su culpa”, “esta situación es injusta”, son expresiones que ponen de manifiesto nuestra falta de responsabilidad.
La responsabilidad supone aceptar de forma incondicional que nuestra felicidad depende sólo y exclusivamente de nosotros. Esto exige un alto grado de madurez personal. Significa que no vamos a hacer depender nuestra felicidad del hecho de que otros nos quieran o no, cumplan nuestros deseos o no, actúen de la forma que creemos más oportuna o no, o nos presten o no la atención que consideramos nos merecemos. Otra cosa es reconocer que las personas, con su comportamiento, pueden entristecernos, especialmente si éstas son parte importante en nuestras vidas, pero ¿hasta qué punto vamos a dejar que ese comportamiento siga afectándonos?.
Tal y como decía Victor Frankl, aún en las circunstancias más adversas nadie puede privarnos de esa libertad interior. Víctor Frankl es un psiquiatra de origen judío que durante muchos años vivió bajo el cautiverio de los nazis, encarcelado en un campo de exterminio. En su libro “El hombre en busca de sentido” exponía que sus carceleros, si bien podían torturarle, privarle de libertad, insultarle, o incluso quitarle su propia vida, nunca podían decidir sobre la interpretación que el mismo hiciera de esos hechos, en el ejercicio responsable de su libertad interior. Durante su cautiverio Víctor Fankl ayudó a muchísimas personas a salir adelante en condiciones infrahumanas, haciéndoles ver este aspecto tan importante, conjuntamente con la búsqueda de aquello que le daba sentido a sus vidas, aquello por lo que merecía la pena seguir viviendo. Víctor Frankl se ganó el respeto no sólo de sus compañeros de cautiverio, sino también de sus propios carceleros, y dio muestras de que, en último término, la felicidad depende de nosotros, es decir, de la responsabilidad que asumamos sobre nuestras propias vidas, sobre las consecuencias de nuestras decisiones, aún en las peores circunstancias.
Responsabilidad plena sobre nuestro bienestar y sobre nuestra felicidad tiene sus aspectos positivos y “negativos”. Al hacernos responsables plenos de nuestra vida ya no buscamos en las circunstancias, los hechos externos, los comportamientos o las actitudes de los demás justificaciones para nuestra tristeza o vacío interior, ya que no sería compatible con el propio concepto de responsabilidad personal, e implica tomar decisiones, ser proactivos, ser protagonistas de nuestras vidas y, por tanto, como aspecto “negativo” cierto grado de ansiedad ocasionado por la incertidumbre que genera el no saber cuál será el resultado de nuestras acciones. ¿Significa esto que ya no podemos o debemos sentirnos tristes? Claro que sí podemos. En ocasiones hay motivos objetivos para ello. No somos máquinas, tenemos sentimientos y emociones pero, ¿cómo gestionamos esas emociones?, ¿lo hacemos de forma responsable?.
¿Cuál es el aspecto positivo de una responsabilidad plena con nuestro bienestar y felicidad?. En cierta forma, al tomar conciencia de que tenemos una responsabilidad plena sobre nuestro bienestar y nuestra felicidad, nos liberamos de muchas ataduras, tomamos el control, y las riendas de nuestra vida.
Recordemos siempre, por tanto, que nadie, absolutamente nadie, puede privarnos de nuestra libertad interior para interpretar y pensar como queramos. Todo es cuestión de tomar conciencia, ejercer nuestra plena responsabilidad sobre este hecho y, lo más importante, querer cambiar y comprometerse con ese cambio.
La responsabilidad se aprende desde pequeños con el proceso de educación y formación y dura toda la vida. La responsabilidad es un valor que inicia ejercitándose en la familia, en ella la persona va creciendo sobre elementos fundamentales para ejercitar la responsabilidad.
En la familia es el lugar en donde comenzamos a responder a nuestros primeros retos u obligaciones. Ayudar en casa es un actitud que nos prepara para ser responsables más adelante.
Quien aprende a responder a las pequeñas responsabilidades, sabrá poco a poco responder a las siguientes. Hay personas que por las circunstancias de la vida hay tenido que ser responsables desde muy pequeños, pero también hay quienes nunca les enseñaron a ser responsables, porque durante su vida les resolvieron las pocas o muchas responsabilidades que tenían.
Comenzar a ser responsables desde pequeños, garantiza que la vida del hombre comprometido con la realidad del otro. Hoy en día ser responsable es una de las nuevas categorías contemporáneas, que tenemos que fortalecer desde el ámbito de la educación, ya que es fundamental en el desarrollo integral de la persona.


Respondemos ante Dios y ante la sociedad.