Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

sábado, 8 de octubre de 2016

Para poner en práctica

¡Cuántas veces las tinieblas de la soledad, que oprimen a un alma, pueden ser aliviadas por el rayo luminoso de una sonrisa o de una palabra amable!. San Juan Pablo II.

Invitaría a mis lectores a hacer una sencilla observación, que consiste en mirar las caras de las personas con las que te cruzas por la calle; -entrecejos arrugados, mal humor, a veces malas contestaciones sin motivo e incluso y lo que es peor, actitudes violentas por menos de nada-, suele ser el resultado de la observación.

Se echa de menos la afabilidad, la amabilidad, consecuencia por otra parte de la paz interior.

Me propongo recordar brevemente en que consisten estas dos virtudes.

La afabilidad, la amabilidad puede cambiar a una persona y transformar el ambiente de un lugar de trabajo o de una familia.

Ser amable significa ser accesible, acogedor, agradable, amigable, atento, cordial, servicial. Una persona amable no pone barreras sino que tiende puentes.


Los hombres hemos nacido para ayudarnos mutuamente y es cosa contraria a la naturaleza que unos y otros nos ofendamos. (Marco Aurelio. 121-189 d de C)

domingo, 2 de octubre de 2016

Un bonito y real poema

Mi alma tiene prisa

Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…
Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces: los primeros los comió con agrado, pero, cuando, percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa…
Sin muchos dulces en el paquete…
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que se sepa reír de sus errores.
Que no se envanezca con sus triunfos.
Que no se considere electa antes de hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan solo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena
Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas…
Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí… tengo prisa… por vivir con la intensidad que solo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan…
Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que solo tienes una.

(Poema “Golosinas”. Mario de Andrade. Brasil 1893-1945)