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domingo, 23 de abril de 2023

LA VOLUNTAD (2) 

LA ESPECIFICACIÓN DE LA VOLUNTAD SOBRE LA FASE DE LA ELECCIÓN

3.1. La voluntad según la naturaleza y la voluntad según la razón

En la dinámica volitiva interviene en primer lugar la inclinación al bien en general: la tendencia a la felicidad. Dicha inclinación no está en nuestro poder modificarla. En segundo lugar, interviene la elección de los medios para alcanzar la felicidad: esto sí que está en nuestro poder. Esa elección va acompañada de una deliberación reflexiva por la cual preferimos un medio y otro.

Tomás de Aquino lo explica diciendo que todo hombre tiende necesariamente a la felicidad, que no es un bien elegible. Esta tendencia natural al bien en general es una inclinación necesaria implícitamente presente en todas nuestras acciones. 

3.2.  Negadores del acto de la elección

En la actualidad algunos psicólogos, antropólogos, e incluso algunas escuelas jurídicas de criminología sostienen que el hombre, propiamente no tiene elección, sino motivaciones psicológicas basadas en sus tendencias sensitivas, en procesos fisiológicos o genéticos, o incluso en factores sociológicos o imperativos sociales.

Con ello se anula la voluntariedad de la acción y se convierte a la voluntad en algo irrelevante: se considera entonces al hombre como un ser con muy escasa capacidad de decisión y por tanto de responsabilidad: el criminal lo será por una determinación de los genes, y por tanto no sería culpable; los usos sociales justificarían cualquier tipo de conducta, etc.

Esta postura está dentro de las ideologías actuales que tienden a eliminar o reducir al mínimo las facultades específicas del ser humano, con la consiguiente deshumanización del mismo, lo cual lleva implícito la animalización del hombre.

2.3.    Respuesta al problema planteado:

Ante dichas posturas hay que decir que las motivaciones son importantes, pero no anulan la voluntad ni la libertad. Decir lo contrario contradice la experiencia espontánea: el ser humano es realmente capaz de elegir, aunque sea limitadamente. Mediante la voluntad el ser humano puede modificar su conducta (motivaciones, impulsos, instintos, etc.) y forjarse el carácter. La voluntad es la facultad por la cual el ser humano se puede proponer fines no sensibles, puede controlar y rectificar sus tendencias instintivas sin la presencia de ningún estímulo que le determine a obrar en un sentido.

La psicología introspectiva analiza la capacidad de la voluntad de controlar las tendencias inferiores y orientarlas hacia un fin no sensible. Importancia de aprender a ejercer la voluntad y de educar a los jóvenes en su uso, pues es la única forma de ser dueños de sí mismos.

El conjunto de la conducta, y por consiguiente la vida humana, están hechas de elecciones y decisiones, tomadas según preferencias. Con esto entramos en el gran tema de la acción humana y nos encontramos ante el problema del determinismo y de la libertad que vemos a continuación, pues el problema de la voluntad nos interesa sobre todo en su ejercicio.

El amor como acto radical de la voluntad. El amor es el uso más humano y profundo de la voluntad. Por eso, el amor no es un sentimiento sino un acto de la voluntad acompañado de un sentimiento. El amor está integrado de afectos (sentir que se quiere) y de afectos diversos: placer, gozo, etc.