Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

sábado, 22 de noviembre de 2014

jueves, 20 de noviembre de 2014

¡Ay la ignorancia!

Decía mi padre que la ignorancia es muy atrevida, ¡que razón tenía!
Soy consciente que esta historia la he publicado ya, pero pienso que nunca está de más recordarla.

(Hecho ocurrido en 1892, verdadero y parte de una biografía)

Un señor de unos 70 años viajaba en el tren, teniendo a su lado a un joven universitario que leía su libro de Ciencias.
El caballero, a su vez, leía un libro de portada negra. Cuando el joven percibió que se trataba de la Biblia y que estaba abierta en el Evangelio de Marcos sin mucha ceremonia, interrumpió la lectura del viejo y le preguntó:
 "Señor, ¿usted todavía cree en ese libro lleno de fábulas y cuentos?"
"Sí, respondió, más no es un libro de cuentos, es la Palabra de Dios. ¿Estoy equivocado?"
"Pero claro que lo está. Creo que usted señor debería estudiar Historia Universal. Vería que la Revolución Francesa        ocurrida hace más de 100 años, mostró la miopía de la religión”. Solamente personas sin cultura todavía creen que Dios hizo el mundo en 6 días. Usted señor debería conocer un poco más lo que nuestros Científicos dicen de todo eso.
"Y... ¿es eso mismo lo que nuestros científicos dicen sobre la Biblia?"
"Mire, como voy a bajar en la próxima estación, no tengo tiempo de explicarle, pero déjeme su tarjeta con su dirección para mandarle material científico por correo con la máxima urgencia."
El anciano entonces, con mucha paciencia, abrió cuidadosamente el bolsillo derecho de su bolso y le dio su tarjeta al muchacho. Cuando éste leyó lo que allí decía, salió cabizbajo, sintiéndose peor que una ameba.
En la tarjeta decía:  
Profesor Doctor Louis Pasteur
Director General del Instituto de Investigaciones Científicas
Universidad Nacional de Francia

'Un poco de Ciencia nos aparta de Dios. Mucha, nos aproxima'.     
Dr. Louis Pasteur (1822-1895)





miércoles, 19 de noviembre de 2014

Diez valores para enseñar a los hijos

1. La empatía. El niño tiene que aprender a ponerse en el lugar del otro, entender que hay materias en las que pueden pensar distinto y hay que respetarlas. Es un valor necesario para la convivencia.

2. La humildad. Debe de saber que es igual que al resto de niños, no es ni mejor ni peor en ningún sentido. Vivir con una actitud humilde le permitirá conocerse mejor, valorar sus fortalezas e intentar paliar sus debilidades.

3. La autoestimaDebe de saber valorarse a sí mismo. Para potenciar su autoestima, sin pasarnos, podemos utilizar el elogio cada vez que realice una buena acción o tarea.

4. El compromiso. Es un valor que se va adquiriendo con el paso de los años. Los niños demostraran madurez y responsabilidad. Debe de saber la importancia el valor que tiene el prometer algo o dar su palabra.

5. La gratitud. Es importante y valioso que reconozcamos a nuestros hijos las cosas que hacen bien y enseñarles a valorar a los demás y dar las gracias. Que no piensen que tienen derecho a todo.

6. El optimismo. Es importante que sepan vivir el día a día con entusiasmo y optimismo, buscando siempre el lado bueno de las cosas a pesar de los golpes que les de la vida. Deben de huir de todo pensamiento negativo.

7. La amistad. Nuestro hijo debe de aprender el valor de la amistad y del mutuo afecto que nace con el contacto de otras personas.

8. La voluntad. Todas las cosas importantes que se quieran conseguir deben de ser a través de la voluntad. Debemos e de quitarles la manía a de intentar conseguir las metas al mínimo esfuerzo.

9. La felicidad. Debemos crear un clima de felicidad para ello es importante vivir el día con alegría, optimismo, sentido del humor… solo aquel que es feliz podría transmitir felicidad.

10. La paciencia. Ayudará a controlar y canalizar su impulsividad mostrando una actividad paciente y serena.


lunes, 17 de noviembre de 2014

El tren de la vida

Tomo este artículo prestado de un autor/autora que no sé quien es, por eso no lo pongo, pero me parece bueno para hacernos reflexionar.

La vida es como un viaje en un tren, con sus estaciones, sus cambios de vías, sus accidentes!! Al nacer nos subimos al tren y nos encontramos con nuestros padres, y creemos que siempre viajaran a nuestro lado, pero en alguna estación ellos se bajaran dejándonos solos en el viaje.

De la misma forma se subirán otras personas, serán significativas: nuestros hermanos, amigos, hijos y hasta el amor de nuestra vida. Muchos bajaran y dejaran un vacío permanente… Otros pasan tan desapercibidos que ni nos damos cuenta que desocuparon sus asientos!
Este viaje estará lleno de alegrías, tristezas, fantasías, esperas y despedidas. El éxito consiste en tener una buena relación con todos los pasajeros, en dar lo mejor de nosotros.
El gran misterio para todos, es que no sabemos en que estación nos bajaremos, por eso, debemos vivir de la mejor manera, amar, perdonar, ofrecer lo mejor de nosotros... Así, cuando llegue el momento de desembarcar y quede nuestro asiento vacío, dejaremos bonitos recuerdos a los que continúan viajando en el tren de la vida!
Te deseo que el viaje en  tu tren sea mejor cada día.

domingo, 16 de noviembre de 2014

La realidad choca muchas veces con la frivolidad

Y es que hablamos a veces con demasiada ligereza de lo que sabemos y de lo que no, que es mucho más numeroso

Imagínense estar tendidos en una cama, alimentados y respirando gracias a la ayuda de máquinas, mientras a su alrededor les tratan como si ya no fueran personas. ¿Cómo se sentirían?

Esta es exactamente la experiencia que ha vivido en primera persona Kate Allatt, que cuatro años después ha decidido contarla en un libro titulado I Am Still The Same (Sigo siendo la misma, ndt) y en una entrevista a la emisora australiana Sbs.

Todo cambió a los 39 años
La vida de esta inglesa, que tenía 39 años cuando ocurrieron los hechos, madre de tres hijos, trabajadora experta en el sector del marketing digital, acostumbrada a correr 100 kilómetros a la semana, cambió de forma radical el 7 de febrero de 2010. Durante tres semanas la mujer había tenido dolores de cabeza muy fuertes, pero el médico le había diagnosticado una probable migraña y le había prescrito un analgésico. Pero cinco horas más tarde Kate tuvo un ictus causado por un coágulo de sangre que se había formado en el tronco cerebral
Los médicos se convencieron de que la mujer, una vez en coma, tenía que ser considerada una persona con lesiones cerebrales. 

En realidad, tres días después del ictus Kate se despertó plenamente consciente, a pesar de que no fuera capaz de interactuar de ninguna manera con el mundo exterior. Su estado real era el que se describe comúnmente como “síndrome de Locked In” ["estar encerrado"]: «Puedes pensar, puedes oír, pero no puedes decir absolutamente nada», explica Kate.

En cambio, los médicos estaban convencidos de que estaba en estado vegetativo, por lo que empezaron a tratarla como un pedazo de carne exánime.

Tratada como si no fuera una persona
Sufriendo aún por la «humillación sufrida», Kate recuerda que «el personal sanitario hablaba delante de mí. Bajaban sus expectativas sobre mí».
Y cuenta que un día, por el solo hecho de que «tal vez ya no estaba consciente», la «dejaron desnuda en la silla de la ducha durante veinte minutos (…). Fue horrible, mortificante».

La descripción de esos días, de cuando «no podía respirar por mí misma pero podía oír todo», es la de un auténtico calvario. «Me mantenían en vida las máquinas», dice. Y debido al «miedo, la ansiedad y el terror» de que «pudieran apagarlas», Kate empezó a tener alucinaciones.

«Pensaba en lo que habría sucedido si el personal sanitario hubiera apagado las máquinas, me sentía tan vulnerable. Ha sido un trauma, cada noche era una verdadera y propia batalla. Pero obviamente no podía combatir, no podía hacer nada. Cada momento era como si mi corazón fuera a salirse de mi pecho».
Y aunque sus dos hijos más pequeños «han sido maravillosos, se sentaban a mi lado y me daban masajes en las manos y en los pies, nadie me hablaba de verdad a mí. Hablaban entre ellos».