El Pirómano y el bombero

Hace unos días me hicieron ser consciente que, todos llevamos dentro estas dos figuras, el primero va encendiendo fuegos, de cualquier cosa hace un drama y le echa todo el material que puede para que aquello arda, siembra sospechas o hechos reales que a veces es mejor callar pensando en la paz familiar, pero no, el piròmano agita el fuego todo lo que puede, ajeno al peligro que corre de que una corriente de aire lo puede volver contra él.

El bombero sin embargo pone todos sus esfuerzos en apagar los fuegos que van surgiendo. Probablemente el piròmano encuentre placer en ello, pero decididamente es mejor y mas noble ser bombero. Empeñarse en quitarle importancia a las cosas, procurar siempre la paz, no formar parte del problema sino de la solución; sembrar serenidad, buen humor que, siempre son aditamentos que facilitan y hacen grata la convivencia.

En estas fiestas que se avecinan, me parece que son una buena ocasión para empezar a poner en práctica esta faceta de bombero; surgirán roces, discusiones, rechacemos la tentación de alimentarlas echando a veces en la hoguera las ramas y troncos secos de nuestro posible rencor o amargura. El primer o la primera perjudicada es quien lo hace, porque a la felicidad no se va por ese camino; por esa vía sólo se llega a la soledad y a la amargura.

¡¡Empéñate en ser bombero!!