Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Sobre la fortaleza I


Recibí un correo electrónico que decía: “humano es errar, pero más humano es echar la culpa a los demás”; lo que no decía el citado correo es que esta actitud no conduce a nada más que a engañarse uno mismo.
 
Me comentaba una vez una persona cuando tenía ya  la muerte muy cercana, que al final sólo queda Dios y tú. Conviene tenerlo en cuenta, al final no vamos a tener a quien culpar de lo que hayamos hecho mal; puede ser una razón entre muchas para que valoremos la virtud, el valor de la fortaleza que, entre otras manifestaciones, todas muy importantes, está también el hacernos frente a nosotros mismos. He leído y no recuerdo donde, una idea que puede ayudar: “la única guerra digna es la que cada uno mantiene consigo mismo”.

Conviene conocerse, saber cuáles son nuestros puntos débiles para batallar contra ellos. Pero hace falta fortaleza y por desgracia tampoco está de moda; se suele (salvo excepciones) educar con bastante blandenguería; los profesores tampoco se atreven a exigir por temor a la reacción de los padres y se oculta la verdad sistemáticamente por temor a contristar y así no vamos a ninguna parte.

La fortaleza es necesaria para educar y la persona a la que se le ha exigido estará contenta porque se le ha preparado para la vida; podrá doblarse bajo el peso de la injusticia, de la mentira, de la calumnia, de situaciones difíciles, pero no se romperá, resistirá.

Por eso es necesario la fortaleza, que tiene dos vertientes, atacar los defectos propios y resistir lo que contraría etc.
 
(Sigo mañana para no cansar)

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