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viernes, 18 de mayo de 2012

Mejorar la comunicación en el matrimonio

 PILAR ARIAS GONZÁLEZ
            Empieza el matrimonio, ya nos hemos dicho el sí, hemos unido las vidas…            Amarnos para toda la vida. Hoy te amo, mañana te amaré más, hasta fundirme contigo, porque hoy me comprometo a querer quererte siempre.         Hoy eres para mí la niña de mis ojos, terreno que vislumbro como fértil pradera donde asentar mi vida, la nuestra, porque es nuestra.
            Y como  a fértil pradera tendré que laborearla continuamente: diariamente, cada mes, cada año, y en cada época la labor necesaria para que surja el fruto apetecido, para que crezca robusto y sano el fruto que se espera.
            Con el arado le abriré los surcos, tiempo seco, sin verdor, bajo el sol y con cansancio, pero no importa, serán los surcos hogar de la semilla, que en la oscuridad y poquito a poco se hará una gran planta, la planta que se espera.
            Y pasará la siembra, y tendré que regar, que espera la pradera para fructificar. Regar con mimo, lo que se necesita; si me paso, ahogo las semillas, y se acabó la siembra.
            Y pasarán los meses, y crecerán las plantas: verdes, hermosas fuertes, cargadas de apetecibles frutos que recogeremos juntos.
            Porque juntos los dos hemos hecho un vergel del yermo campo, porque con la ilusión de verte ahí , de tenerte tan cerca, he luchado a diario contra viento y marea. Y sin ti, nada de esto llenaría la tierra.
            Preparación, siembra, cuidado, cosecha, recolección y vida que nos ha dado la tierra. Y de esta manera se prepara la vida de una pareja.
            La unión de dos vidas con biografías diversas, con orígenes distintos que quieren andar unidas y rectas. Preparamos la tierra. ¡Cuántos diálogos en el noviazgo!, faltan horas en el día para poder contarnos tantas cosas, que se escapan de nosotros y quieren inundar la vida del otro. ¡Qué afán por profundizar, por llegar a lo más hondo!, para conocerle bien…¡es algo tan importante!, porque quiero darlo todo( preparación).
            Siembra: día a día, poco a poco la vida se va tejiendo en el silencio, en la sombra, en las cosas cotidianas, que necesitan muy poco. Un gesto, una mirada, una palabra…. A veces un gesto feo, una palabra airada, sin tono….¡Que no me lo merecía!, no te preocupes, él tampoco; porque al decirlo le ha dolido en lo más hondo, también quisiera: armonía, dulce sol, húmeda tierra.
            Mañana será otro día, arreglaremos lo de hoy sin dejar que el desamor agoste la sementera.
            Y de la siembra el cuidado, el amor enamorado, que no deja de querer. Un día bueno y otro malo, y un día bueno después.
            Y así crece con la vida, con los hijos, la familia, y con ella más unión.
            ¿Qué es tan sencilla la cosa?, preguntarle al sembrador.
            En esos momentos malos, momentos de desamor recordar.
            1-que en el otro, tengo que quererme yo.
            2-Mirar siempre con respeto, aunque sufra el desamor.
            3-no herir nunca a la persona en su honda intimidad, porque son fuertes espinas difíciles de quitar.
             4-silencio cuando hace falta, aunque nos cueste callar.
            5-echar mano del humor, para poderlo arreglar.
            6- Hablarlo muy fríamente, sin dejar pasar el tiempo, pensando que como a mí, al otro le falta aliento.
            7-Saber encontrar del otro la verdadera intención, sin inventos… fantasías, que produzcan desamor.
            8-Llegar a común acuerdo después de haberlo pensado.
            9-Transmitir paz y ternura, que aquí nada ha pasado. Son cosillas de la vida, que sirven para crecer.
            10-con un beso, el perdón vendrá después. Todos nos equivocamos, no hay duda. ¡Ahora comienzo! Y volvemos a empezar con un ánimo bien lleno.

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