Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

martes, 3 de abril de 2012

Verdad y opinión

Vivimos en una sociedad en la que con frecuencia se confunden los conceptos de verdad y opinión, quizás porque no distinguimos que estos conceptos están en distintos planos: la verdad en el objetivo y la opinión en el subjetivo.

Todos tenemos derecho a tener opiniones, ¡faltaría más!, pero que nuestras opiniones se ajusten a la verdad es otro cantar, intentaré explicarme.

Se oye con bastante frecuencia la siguiente expresión: "esta es mi verdad...", como si hubiera tantas verdades como opiniones.

Quizás venga bien recordar que la verdad es la adecuación de nuestro pensamiento con la realidad de las cosas, si yo me siento en un taburete y utilizo una silla a modo de mesa para escribir, nunca podré decir que la silla es una mesa, aunque yo la esté utilizando como tal. También lo podemos aplicar a otras realidades incorpóreas, el amor es amor y no odio, etc. Lo que pasa actualmente es que existen unos cuantos “¿ideólogos?” del tres al cuarto que pretenden inventar nuevos significados para las palabras, las aplican mal con el fin de crear confusión (me remito al artículo de ideología de género publicado en este blog el pasado día 1) y algunos los siguen sin saber dónde van a parar por ese camino.

El confundir el significado de las palabras hace mucho tiempo que está inventado: cuando Ulises atacó al gigante Polifemo, éste le preguntó a Ulises cual era su nombre, le contestó que se llamaba “Nadie”; cuando en la lucha Ulises le dejó ciego de su único ojo y los suyos fueron a auxiliarle preguntándole qué le pasaba, el gigante contestó: “Nadie me ataca”. Con lo cual los que podían auxiliarle se marcharon convencidos de que a Polifemo nadie le atacaba, la realidad era bien distinta.

Ninguna persona está en posesión absolutamente y siempre de la verdad, la poseeremos en la medida que como decía el obispo Ambrosio, cada uno se deje poseer por la Verdad que está fuera de nosotros. Pero para que la Verdad nos pueda poseer es necesario cultivar personalmente actitudes que faciliten esa posesión.

Y empleo intencionadamente la palabra cultivar porque todos sabemos que la tierra no da frutos buenos de un día para otro; el cultivo exige cuidados y paciencia, saber esperar poniendo los medios, arrancar las malas hierbas, quitar las piedras, arar, sembrar, echar abono, etc. Algo similar tenemos que hacer para ir adquiriendo esas actitudes que nos faciliten ser poseídos por la Verdad: desechar la actitud autosuficiente del que se cree que lo sabe todo; dejarse aconsejar, leer libros que nos aporten, preguntar, pensar, etc. El pensar que se sabe mucho y no aprender de los demás es el camino seguro para llegar a la cretinez en grado absoluto.

Invito a todo el que me lea a emprender el sabio camino de descubrir la Verdad y dejarse poseer de ella.




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