Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

viernes, 27 de enero de 2012

La libertad, ¿don o castigo?

La palabra mas utilizada probablemente es “libertad”. Todos la reclamamos y la exigimos. ¿Pero que es la libertad?

Ahora en esta España nuestra y en otras partes del mundo no se acaba de ver bien que se hable de Dios, sin embargo yo quiero empezar mi reflexión recordando que el hombre ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza y nos ha dado la libertad y por eso la reclamamos, la tenemos “impresa” dentro de cada uno.

Pero a veces se reclama una libertad que no es tal, no sabemos lo que es la libertad.

Una definición de libertad la he encontrado en un libro buenísimo que se llama “La libertad vivida” de Jutta Burggraf. La libertad es la capacidad radical de ser protagonistas de nuestra vida.

Con nuestra libertad podemos hacer cosas buenas y lo contrario; es el hombre el único ser de la tierra que tiene esta capacidad, es dueño de su destino, por eso decía Agustín de Hipona: “Dios que te ha creado sin ti, no te salvará sin ti”. Dios respeta porque quiere nuestra libertad.

Pienso que el mérito o el demérito de cualquier acto humano viene dado por dos coordenadas:

a) la libertad
b) el amor

La libertad, porque todo acto humano (no del hombre), tiene que ser una acción querida libremente sin que nadie ni nada nos coaccione;

El amor, porque podemos hacer cosas libremente y sin amor, por obligación, costumbre, aburrimiento o poniendo cariño en lo que hacemos, así nos encontramos a la persona que va al trabajo todos los días refunfuñando, quejándose, o la que va con otro ánimo, depende de cada uno.

La libertad y el Amor a veces, en un tanto por ciento bastante elevado, se confunden; la libertad con hacer lo que me da la gana, sea lo que sea; y el amor lo confunden con la atracción sexual.

 Si la persona ha sido creada a imagen de Dios, es decir, nos parecemos a Dios, conforme mas actos buenos haga, mas se parecerá a Dios;  (ejemplo de unos padres trabajadores y que fueron buenos estudiantes, en la medida que su hija sea buena estudiante, se parecerá más a sus padres que si por el contrario no estudia). Igual nos pasa a nosotros con Dios; a veces reducimos la religión a “cumplir con Dios” y eso no convence a nadie. Por eso la libertad es la capacidad de disponer de nuestra vida conforme al fin para el que fuimos creados. Es verdad que la libertad nos permite hacer el bien o el mal, pero en la medida que hacemos el bien nos parecemos a Dios.

Dios no es enemigo de nuestra libertad, todo lo contrario, nos la ha dado, ha corrido el riesgo de nuestra libertad sabiendo que muchísimas veces íbamos a darle un mal uso.

La formación, la educación no es otra cosa que enseñar a las personas a administrar su libertad, proporcionarles conocimientos, argumentos que les lleven a pensar, a reflexionar para que sepan darle sentido a su vida, pero sin olvidar que a cada una le toca decidir y hay que respetar las decisiones aunque no se compartan.

En definitiva, para vivir la libertad, lo primero saber quienes somos porque la libertad viene unida al ser personas, somos hijos de Dios y como tales tenemos que actuar, me cargo de un plumazo la idea nefasta de que la religión son unas prácticas externas, piadosillas y un mucho aburridas; la religión es coherencia de vida. Tratar de actuar como lo que somos.

Amueblar nuestra cabeza a través de la formación para tener criterio y así sabremos vivir en libertad.

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