Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Conste que no va con segundas intenciones


Historia del pez descerebrado
Un sabio de la ciencia estudió con gran paciencia
el gregarismo del pez:
(Ya sabéis...Cómo en un banco, ya de frente, ya de flanco,
nadan todos a la vez...)
Quiso el sabio comprobar si puede nadar un pescado:
de cerebro privado y si sabría seguir a nado los giros y los dobleces
de todo el banco de peces...
El pobre arenque-cobaya que sufrió la amputación,
mustio, pálido y tristón y no repuesto del todo,
fue llevado hasta la playa, donde dejan que se vaya
por el agua rica en yodo
Por las aguas cristalinas de aquellas rías gallegas, navegaban las sardinas en apretado cardumen:
Rodearon al pescado que, privado de cacumen, viólas pasar a su lado...
El pez, carente de seso, a los demás no seguía:
De tan tonto y tan espeso, nadaba con embeleso por en medio de la ría... Nadaba con decisión, sin mirar hacia los lados
(Sin cautelas ni cuidados propios de la condición de quien teme a las lubinas...) Y, notando las sardinas en el Pez-Descerebrado
esa falta de cuidado, esa determinación que creyeron valentía...
Le tomaron por su Guía con total admiración:
-¿Que el Sin-Cerebro giraba? -Giraba el banco al completo.
-¿Que el tal se quedaba quieto, en el agua suspendido?
-Pues el banco se paraba, demostrando su respeto
ante pez tan decidido...
Siguiendo al Descerebrado, lo mismo por mar abierto
que en la bocana del puerto repleto de pescadores-
navegaban las sardinas... y hasta los depredadores
-las más voraces lubinas comedoras de pescados-
las miraban extrañados de ver tamaña osadía:
Que su líder no temía ni los puntiagudos dientes
ni las feroces rompientes que tiene la mar bravía...
No temía a los anzuelos ni las redes esquivaba...
El miedo no le paraba, ni le causaba desvelos
acabar en una lata (Y que su pálida plata terminara en un bocata
Y así...sin pena ni gloria, sin que concluya la historia,
terminar mi cuento quiero:
Pero dando por sentado que este Pez Descerebrado
me recuerda a tantos que se erigen en Líderes:

Y
a me dirás lo que opinas, oh, lector y caro amigo:
(Si estás de acuerdo conmigo... o lo estás con las sardinas...)








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