Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

jueves, 17 de agosto de 2017

Consejos acertados en dos entregas

¿Cuidas tu alma igual que tu cuerpo? 10 sencillos consejos para mantenerte espiritualmente en forma

Alimentación orgánica saludable, centros de salud física, tomar varios suplementos vitamínicos, escapadas de vacaciones a hoteles exóticos, y muchos otros son todos intentos por mantener una buena salud corporal.

Sin duda, todo esto puede ser bueno. Sin embargo, a menudo existe este error: ponemos las necesidades de nuestro cuerpo por encima de la de nuestra alma y esto es una errónea jerarquía de valores. Porque,
 ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? 
Evitar el daño
En un nivel humano y natural, debemos hacer un esfuerzo común para evitar lo que podría dañar nuestro cuerpo. Los buenos padres le han enseñado a sus hijos desde el comienzo: no juegues con fuego, mira dos veces antes de cruzar la calle, no estés con  malas compañías, come tus vegetales, duerme temprano, limpia tus dientes antes de acostarte, lava tus manos antes de comer, limpia tu cuarto.

Todo lo anteriormente mencionado son consejos comunes que los padres han dado a sus hijos durante años. Debemos elevar esto a un plano sobrenatural más alto y dar consejos de cómo evitar lo que puede perjudicar a nuestra alma inmortal, que tiene más valor que todo el universo creado.

1.- Evita los chismes y a los chismosos
Jesús dijo claramente que seremos juzgados por cada palabra que sale de nuestra boca, y también dijo que de la abundancia del corazón habla la boca. Si tenemos el hábito de frecuentar a individuos que son unos chismosos incorregibles, entonces debemos hacer un cambio y no frecuentarlos más.
Leer el capítulo 3 de la Carta al apóstol Santiago, es un excelente capítulo en las escrituras acerca de los pecados de la lengua. 
2.- Vístete apropiadamente
No debemos ser ocasión de pecado para los demás. Nuestro cuerpo es un templo sagrado desde el bautismo. San Pablo nos recuerda que somos embajadores de Cristo, eso significa representantes del Señor de señores y Rey de reyes. Debemos vestirnos de acorde a esto. Cuando decimos vestirse apropiadamente no solamente es en la iglesia, como si este fuera el único lugar para vestirse con decoro y modestia, debemos hacerlo a todo hora y en todo lugar. Nunca debemos olvidar que somos cristianos 24/7 (24 horas al día, 7 días a la semana)  y eso significa siempre.

3.- Evita las malas compañías
San Pablo decía que las malas compañías corrompen la moral. Este proverbio expresa concisamente la siguiente verdad: “Dime con quién andas y te diré quién eres". No tenemos que ser genios para saber que tendemos imitar a nuestros amigos y a nuestros compañeros.

Oremos por la gracia de encontrar uno o dos amigos que sean realmente nobles, honestos, puros, cristianos trabajadores y habrás descubierto un verdadero tesoro.  La sabiduría del viejo testamento nos enseña que encontrar un buen amigo es encontrar un tesoro.

4.- Cuida tu mirada
Otro proverbio es oportuno para este concepto: "La curiosidad mató al gato". Peor aún, la mirada pícara del Rey David resultó en el adulterio con Betsabé, y eventualmente en el asesinato de su marido, el valiente y honesto soldado Urías de hitita (2 Samuel 11).

Job afirmó: "Yo establecí un pacto con mis ojos para no fijar la mirada en ninguna joven" (Job 31,1). Finalmente, Jesús lo deja por sentado en una de sus Bienaventuranzas: "Benditos los puros de corazón, porque ellos verán a Dios" (Mateo 5,8).

En un mundo colmado con imágenes impuras, humanas y digitales, más que nunca necesitamos tener estricta custodia de nuestros sentidos, en especial nuestra vista.

5.- Evitar ser impulsivo
Otra actitud o disposición que debemos evitar es rendirnos a nuestra impulsividad, en todos los sentidos, pero especialmente al hablar.

Un buen proverbio indica: "Piensa antes de hablar". Otro proverbio, que de algún modo hace caer en cuenta a aquellos que hablan y después piensan es el siguiente: "No digas algo de lo que te puedas arrepentir". A un nivel espiritual más elevado Santiago nos advierte: "Debemos estar listos para escuchar y lentos para hablar".

Santo Tomás de Aquino ofrece esta interesante perspectiva: "Dios nos ha dado dos orejas y una boca para así escuchar el doble de lo que hablamos". ¡Medita sobre esto antes de hablar!

No hay comentarios:

Publicar un comentario