Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

domingo, 1 de noviembre de 2015

En la fiesta de Todos los Santos

Hoy que empieza noviembre tengo que volver a recordar a San Juan Pablo II porque hoy hace 69 años de su ordenación sacerdotal, con este motivo vuelvo a traer algunos pensamientos suyos. Juan Pablo II tuvo el coraje y la valentía de defender siempre lo que no estaba de moda, fue a contracorriente.


El respeto a la vida es fundamento de cualquier otro derecho, incluidos los de la libertad.

La violencia jamás resuelve los conflictos, ni siquiera disminuye sus consecuencias dramáticas.

La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida.

Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad , verdad, justicia, y solidaridad.

La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad.

El diálogo, basado en sólidas leyes morales, facilita la solución de los conflictos y favorece el respeto de la vida, de toda vida humana. Por ello, el recurso a las armas para dirimir las controversias representa siempre una derrota de la razón y de la humanidad.

Por eso América: si quieres la paz, trabaja por la justicia. Si quieres la justicia defiende la vida. Si quieres la vida, abraza la verdad, la verdad revelada por Dios.


La libertad de buscar y decir la verdad es un elemento esencial de la comunicación humana, no sólo en relación con los hechos y la información, sino también y especialmente sobre la naturaleza y destino de la persona humana, respecto a la sociedad y el bien común, respecto a nuestra relación con Dios.

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