"El
poder y la ley no son sinónimos. La verdad es que con frecuencia se encuentran
en irreductible oposición. Hay la Ley de Dios, de la cual proceden todas las
leyes equitativas de los hombres y a la cual deben estos ajustarse si no
quieren morir en la opresión, el caos y la desesperación. Divorciado de la Ley
eterna e inmutable de Dios, establecida mucho antes de la fundición de los
soles, el poder del hombre es perverso, no importa con qué nobles palabras sea
empleado o los motivos aducidos cuando se imponga.
Los
hombres de buena voluntad, atentos por tanto a la Ley dictada por Dios, se
opondrán a los gobiernos regidos por los hombres y si desean sobrevivir como
nación, destruirán al gobierno que intente administrar justicia según el
capricho o el poder de jueces venales".
(Cicerón,
s.I a. de C) Frase recogida en el libro “La columna de hierro” Taylor Caldwell.
Recojo estas sabias frases
con ocasión del asesinato que se quiere perpetrar en España a una niña, Andrea,
que padece una enfermedad incurable, por ahora. Dicen los defensores de semejante
atrocidad que quieren proporcionarle una “muerte dulce”. ¿Están seguros que
dejar a una persona morir de sed es una muerte dulce?. Se nos olvida con
demasiada facilidad que la vida la da Dios y las personas nos morimos cuando
Dios quiere, la Ley de Dios que ya la entendía Cicerón años antes de que
existiera el Cristianismo.
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