Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

miércoles, 29 de abril de 2015

Violencia: Saber que nos pasa y por qué (2)

Nuestra sociedad se está volviendo muy violenta en un plano deslizante y aparentemente suave que nos acerca a la normalidad violenta de las sociedades precristianas. El aborto legal y normalizado es la expresión más evidente de este nuevo y creciente acostumbramiento a la violencia; pero las expresiones de este fenómeno crecen a nuestro alrededor de forma continua. No sé si ese chico de 13 años armado con ballesta se incardina en este preocupante y triste fenómeno actual o si es un caso aislado de patología médica incontrolable e indetectable; pero convendría estudiar sin prejuicios estos casos conforme a los parámetros analíticos indicados para saber qué nos pasa y por qué nos pasa. Uno de los síntomas de una sociedad que se desarma moralmente es la autocastración intelectual que impide analizar con verdad lo que sucede a nuestro alrededor.

C.S. Lewis escribió en “La abolición del hombre” que, si suprimimos el órgano, no podemos sorprendernos de que desaparezca la función. Si nos reímos de quienes afirman que el bien existe, si no sabemos que el hombre es algo más que un trozo de carbono evolucionado conforme a las reglas ciegas de la bioquímica, si entronizamos la propia satisfacción como único criterio ético, si admitimos que el respeto a la vida admite excepciones, si desprestigiamos como peligrosos fundamentalistas a quienes defienden una moral objetiva de bienes y valores siempre dignos de respeto, si afirmamos que la justicia de las leyes solo depende de si las aprueba una mayoría preestablecida, ...no podemos llevarnos las manos a la cabeza con estupor si crece la violencia en nuestro entorno.

No estamos viviendo de momento –en Europa– el surgimiento de formas totalitarias de violencia institucional como instrumento de la política como sucedió en los años 30 del siglo pasado, pero sí estamos siendo testigos del aumento de la violencia de la gente normal, de la violencia en la vida cotidiana. Conviene reflexionar sin prejuicios sobre ello para intentar entender qué nos pasa y por qué nos pasa.


Por supuesto que estoy de acuerdo con el autor del artículo. Vivimos en la sociedad de la información, en poco tiempo nos enteramos de lo que sucede y de las supuestas causas, con frecuencia inventadas por quien las escribe; nos puede la frivolidad, pero pocos se toman la molestia de reflexionar sobre las verdaderas causas y menos aún cómo ponerles remedio, que no es precisamente a fuerza de leyes, me parece que era Tácito el que decía que el peor gobierno era el que más leyes daba... A mi juicio la solución está en varias facetas pero una de ellas es la necesidad de la formación y educación conforme a unos valores éticos y morales que cuando prescindimos de ellos nos pasan factura. A la vista está.  

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