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sábado, 5 de abril de 2014

Historias interesantes

Paul Williams, catedrático de filosofía budista y profesor de religiones de la India en la Universidad de Bristol, ha sido durante más de 30 años una de las principales autoridades académicas sobre budismo en el Reino Unido. También era un budista convencido, intelectual y practicante. Pero en 1999 sorprendió a sus alumnos, compañeros y familiares cuando anunció que se convertía al cristianismo, más aún al catolicismo más ortodoxo. En 2002 publicaba un libro con su testimonio de conversión y sus reflexiones.
En la revista budista inglesa Dharmalife no escondían su perplejidad: "Williams es uno de los principales estudiosos británicos del budismo y un budista practicante de muchos años.¡Qué sorprendente fue escuchar hace dos años que había decidido ser católico... ¿Cómo podría una persona inteligente y bien informada tomar tal opción?".

Paul Williams nació en 1950. Su hermano trajo de la biblioteca un libro sobre yoga, y con él Williams se aficionó a la cultura oriental en los muy alternativos años 60. "Estuve implicado en el estilo de vida y las cosas que los adolescentes hacen. Al acercarse los exámenes públicos dejé el coro, dejé de servir en la iglesia, perdí el contacto con ella, me dejé el pelo largo y me vestía raro".

Meditación y budismo

Estudiando en la Universidad de Sussex se especializó en filosofía india y después en budismo. Aunque había leído algo de Santo Tomás de Aquino y le parecía admirable, pronto se olvidó de él. Hacia 1973 ya lo tenía claro: había estudiado tanto el budismo que veía el mundo con categorías budistas, le parecían coherentes, Dios era innecesario y se consideró ya budista. Practicaba la meditación, daba charlas en encuentros budistas.

Años después, al convertirse al catolicismo, el filósofo siguió reflexionando y escribió: "Si miramos cómo son los budistas de Occidente, el llamado Budismo Occidental, lo que encontramos con regularidad es una forma de cristianismo en la que han quitado las partes que los cristianos post-cristianos encuentran más difíciles de aceptar".


Iluminación, sí... pero ¿quién la consigue?
Para escapar del ciclo de las reencarnaciones, el budismo enseña que es posible alcanzar la iluminación, el nirvana, una absoluta perfección y desapego en esta vida. Cuando uno tiene 20 años puede pensar que con mucho esfuerzo lo conseguirá. Pero Williams, con más de 20 años de intensa práctica budista y meditativa lo tenía claro: "Es evidente que no voy a conseguir la iluminación en esta vida. Todos los budistas tenderán a decir eso mismo de todo el mundo. La iluminación es un logro extremadamente raro y supremo, para héroes espirituales, no para nosotros, no para gente como yo. Así que yo, y mis amigos y familiares, no tenemos esperanza".
El cristianismo ofrece esperanza
"El budismo no tenía esperanza para mí. Los cristianos sí tienen esperanza. Así que quise ser capaz de llegar a ser cristiano. Volví a examinar las cosas que había rechazado en mi juventud. Me di cuenta que es racional creer en Dios, tan racional -hoy pienso que más racional- que creer, con los budistas, que no hay Dios".

Examinó la clave de la propuesta cristiana: que Jesús había resucitado. "Me asombró descubrir que la resurrección literal de Cristo de entre los muertos tras su crucifixión es la explicación más racional de lo sucedido. Eso hacía del cristianismo la opción más racional de las religiones teístas, y como cristiano consideré que debía dar prioridad a la Iglesia Católica. En mi libro analizo varios argumentos que me dieron para no hacerme católico y explico cómo no consiguieron disuadirme".

"El cristianismo es la religión del valor infinito de cada persona. Cada persona es una creación individual de Dios, y como tal Dios la ama y valora infinitamente. En esto se basa toda la moral cristiana, desde el valor de la familia al altruismo y el sacrificio de los santos. Por ser infinitamente valiosos es por lo que Jesús murió por nosotros, para salvarnos a cada uno. Y somos las personas que somos, con nuestras historias, amigos y parientes. Nuestra fe es que en Dios nuestras muertes tendrán significado para cada uno de nosotros, de formas que exceden nuestra imaginación pero que incluso ahora ya excitan nuestra esperanza y alimentan nuestras vidas".
Hoy Paul Williams es laico dominico y un gran admirador de Santo Tomás de Aquino. Lamenta que a veces, en encuentros ecuménicos o análisis de religión comparada, se haga el contraste entre los místicos cristianos de lenguaje sencillo (como San Juan de la Cruz) con teóricos budistas muy elaborados, con un discurso muy intelectualizado que hacen parecer al místico cristiano una versión simple de una filosofía compleja. Williams considera que esos autores budistas deben contrastarse más bien con autores sistemáticos como Santo Tomás. Sigue siendo, en todos los sentidos, profesor y especialista en budismo.


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