Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

sábado, 11 de enero de 2014

Los cuatro nuevos jinetes del Apocalipsis


En el año 1916 el escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez publicó una novela muy famosa, el título “Los cuatro jinetes del Apocalipsis”; los nombres de estos cuatro jinetes eran: victoria, hambre, guerra y muerte. Se inspiró en el Apocalipsis que es el último libro que compone la Biblia y la escribió a raíz de la primera guerra mundial que tuvo lugar en el 1914, se cumplirá por tanto en este año el primer centenario.

Un siglo después me tomo la libertad de asumir el título para este artículo con una ligera variante: “Los cuatro nuevos jinetes del Apocalipsis”; que a mi juicio campan a sus anchas por esta sociedad nuestra un siglo después del malogrado 1914. Me refiero al Relativismo, el individualismo, la inmadurez y la sensiblería.

La famosa frase del “todo es relativo” ha encontrado adeptos, muchos de ellos pienso que la repiten sin pararse a pensar la carga que tiene detrás; se mira la apariencia de libertad que encierra: todo vale, todo tiene el mismo valor, la verdad como tal no existe, todo es relativo. Hace unos días vi de pasada en TV un programa, debía tratarse de algún concurso y la prueba consistía en atravesar una especie de pequeña piscina que estaba llena de algo parecido a  arenas movedizas, de hecho tiraron una pelota que se hundió pronto; a continuación el concursante tenía que atravesar el estanque sin hundirse. Pienso que algo parecido es el Relativismo, la libertad es sólo aparente y tenemos el peligro de hundirnos en él porque las personas necesitamos pisar terreno firme, necesitamos puntos claros de referencia. El “todo vale” se vuelve contra nosotros. No aspiro a hacer un tratado sobre el Relativismo, en las páginas web que recomiendo en este blog se pueden encontrar artículos muy interesantes, a ellos les remito.

Sobre el individualismo, ¿qué les voy a decir?, estamos soportando día a día las consecuencias de ese ir cada uno a lo suyo y no querer que nadie ni nada nos complique la vida; “pasamos” de los demás, los viejos y los niños porque nos exigen atención y cuidados y no estamos por la labor de sacrificarnos por ellos, pero ¿qué es sacrificio?...; “yo a lo mío y los demás…”, vemos en los demás peldaños que si los tenemos que pisar para subir, pues los pisamos.

Y con estas mimbres tenemos el cesto de la inmadurez; aspiramos a ganar mucho dinero y cuanto antes y por supuesto sin afrontar responsabilidades y pasar malos ratos y por supuesto sin compromisos de por vida, como todo es relativo lo que me sirve hoy, mañana me puede estorbar y llegamos a perder o mejor a no conocer el significado de las palabras fidelidad, lealtad.

Y así llegamos al cuarto jinete, la sensiblería en grado sumo adobada con palabras de telenovela: “cariño, mi amor, tesoro, etc.” Me contaba un día una amiga maestra que cuando estaba en la puerta de su colegio para recibir a sus alumnos, muchos de ellos venían acompañados por sus madres que los despedían con estos calificativos tan cariñosos, pero que a veces cuando el niño se iba ya con sus amigos y no hacían caso a su madre, ésta montaba en cólera y del “cariño…” pasaba a la bofetada sin más preámbulos; reconozco que la anécdota siempre me hacía gracia, pero esto por desgracia es lo que está pasando, ¿se sabe de verdad lo que es el amor?, ¿lo que es el cariño?, ¿lo que es la amistad?, ¿se sabe que todos estos sentimientos exigen mucho sacrificio (volvió a salir la palabreja) para que sean reales?.


Los cuatro nuevos jinetes de finales del s. XX y principios del XXI, podrá añadir algunos más, pero todos son parientes, descendientes del Relativismo. Lo que pretendo con estas líneas es recordar la finalidad de este blog, hacer pensar porque este camino no llega a ninguna parte, tendremos que retroceder en algún momento, no esperemos demasiado tiempo porque cuanto más tardemos en rectificar, más largo será el camino de vuelta con el cansancio que eso conlleva.

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