Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Artículo muy interesante

Hoy tomo prestado un artículo publicado por Juan Luir Lorda en el libro: Moral, el arte de vivir. Ed. Palabra. Espero que les guste y sobre todo que les ayude.


La belleza del bien

          Hay quien disfruta haciendo sufrir a un pobre conejo y quien disfruta torturando a un hombre. Esto no quiere decir que sea moralmente opinable esa acción, y que la opinión del sádico valga lo mismo que la de todos los demás; quiere decir tan solo que se puede deformar el buen gusto, el sentido moral natural. Nadie dudaría en calificar de degenerado al hombre que disfruta haciendo sufrir a otros.

          Para Aristóteles, educar a un hombre era enseñarle a tener buen gusto para obrar: a amar lo bello y odiar lo feo. Se trataba de orientar y reforzar las reacciones naturales ante las acciones nobles e innobles. Los griegos pensaban que la belleza era el mecanismo fundamental de la enseñanza moral. Por eso, querían que sus hijos admirasen y decidiesen imitar los gestos heroicos de su tradición patria, que le trasmitían la literatura y la historia. De hecho, pensaban que la finalidad tanto de la literatura como de la historia debía ser esta: educar moralmente a los más jóvenes.

Es evidente que esto supone una idea muy alta de lo que es el hombre. Supone también creer que hay un modo de vivir digno del hombre, y que educar consiste en educar al niño para que ame ese modo de vivir y adquiera las costumbres que le permitan comportarse así.

          A veces nuestra civilización duda de esto. No está segura de que haya un modo de vivir moral, digno del hombre. Y por eso no sabe educar: sabe instruir; es decir, informar al niño sobre muchas cuestiones: sabe informarle sobre las órbitas de los planetas, la función clorofílica o la revolución francesa. Pero no sabe decirle que es lo que debe hacer con su vida.

          Sin embargo, el lenguaje de la belleza que descubrieron los griegos sigue vigente, porque el hombre no ha dejado de ser hombre. Sigue siendo verdad que hay acciones bellas y nobles, y acciones feas e innobles. Las primeras nos confirman que existe la dignidad humana y las segundas también, porque, si podemos decir que algo es innoble e indigno de un hombre, es precisamente porque tenemos alguna idea de lo que es noble y digno.

          Y esto nos lleva a una conclusión: si existe un modo de vivir digno del hombre, vale la pena hacer todo lo posible para encontrarlo. Sería una pena dejar trascurrir la vida y no haberse enterado de lo más importante, aunque no sea fácil.

(Juan Luis Lorda, Moral: el arte de vivir, Ed. Palabra).

2 comentarios:

  1. Para algunas personas, lo digno, lo honesto y lo decente, coincide siempre con lo que le convenga en cada momento expresado en centimos de euro para presumir de lo que nunca fueron.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De todas formas arreglar la vida de los demás es muy difícil, imposible, pero si que esta en nuestra mano arreglar o mejorar la nuestra.

      Eliminar