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viernes, 26 de julio de 2013

Aportación al Año de la Fe


La pasión y muerte de Jesús
¿Por qué es tan importante el Misterio pascual de Jesús?. Compendio, 571-573

El misterio pascual de Jesús, que comprende su Pasión, Muerte, Resurrección y Glorificación, está en el centro de la fe cristiana, porque el designio salvador de Dios se ha cumplido de una vez por todas con la muerte redentora de su Hijo, Jesucristo.
Entre los grandes misterios del amor de Jesucristo que nos narran los Evangelios, lo que más sobrecoge es su Pasión, su Muerte y Resurrección.

¿Por qué murió Jesucristo? Para salvarnos, es decir, para obtener el perdón de nuestros pecados y devolvernos la gracia y la amistad con Dios, manifestando su amor y mostrando la malicia del pecado.
Jesucristo es el Salvador
Después del pecado de los primeros padres, Adán y Eva, el hombre necesitaba ser redimido.
Dios, en su infinito amor hacia los hombres, nos envió a su Hijo para que nos salvara de nuestros pecados.
Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre, que nos ha salvado. Él y sólo Él es el Salvador, el Redentor del hombre.
El sacrificio de Isaac es figura de la Pasión de Cristo, con la diferencia de que Dios no perdonó a su propio Hijo y lo entregó a la muerte por nosotros.
Jesús aceptó la voluntad del Padre por caridad y obediencia.
Si quiso sufrir tanto fue para demostrarnos cuánto nos ama y hacernos comprender la gravedad del pecado.
En el Antiguo Testamento los sacerdotes eran los encargados de ofrecer los sacrificios a Dios.
Jesucristo, sacerdote eterno, no ofreció cosas de la tierra o animales, sino a sí mismo.
Jesucristo es, a la vez, el Sacerdote que se ofreció a sí mismo en la cruz, y la Víctima de ese sacrificio.
Jesucristo se ofreció en la cruz principalmente por cuatro motivos:

Para dar gloria a Dios, su Padre.
Para dar gracias.
Para reparar la ofensa del pecado.
Para pedir a Dios lo que necesitamos.

El que no toma su cruz y me sigue no puede ser mi discípulo" (Lucas 14,27).
Jesús llevó la cruz a cuestas también para darnos ejemplo y enseñarnos a amar el sacrificio. Hemos de amar las cosas que nos cuesten, ofreciéndoselas a Jesús, y buscar además cosas que nos cuesten queriendo identificarnos con Él.

Un propósito para avanzar
Al ver una cruz o un Crucifijo, agradece a Jesús que muriera en ella para salvarnos.
Medita las catorce estaciones del Vía Crucis.

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