Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

martes, 12 de febrero de 2013

Entonces, ¿quien mató a Marta del Castillo?


He leído un artículo de Javier García Rull, fiscal, que se publica el periódico SUR de Málaga. En dicho artículo, cuyo título es el que pongo yo, el fiscal basado en la investigación y en los testimonios de los psicólogos y psiquiatras y conociendo el ambiente de la familia del principal encausado: madre que cambia de marido con frecuencia más otros que la visitan, hermanos de distinto padre..., afirman que este chico es la consecuencia de la falta de legislación a favor de la familia; mejor, legislación en contra de la familia, divorcio exprés, educación sin valores, permisividad sexual, etc., todo ello contribuye a destrozar el concepto de familia; y no somos conscientes a veces que cuando se destruye o “se disuelve la familia, los problemas no se disuelven, se agrandan”, en opinión de Chesterton que la vida nos demuestra que tenía razón.
Otra característica que señala el fiscal es el hecho de que la permisividad sexual que vive Carcaño, en parte fruto del mal ejemplo de su madre y en parte por la irresponsabilidad de todos los que incitan a semejante dislate a los jóvenes, hacen de estos unos egoístas redomados, usan y tiran, les da igual las consecuencias, no se responsabilizan de sus actos. Piensan que el sexo es solo placer. Cuantas autoridades tendrían que reflexionar sobre esa continua incitación…, sacar un libro de una biblioteca lleva anejo en algunas la entrega de un condón… El juez de menores Emilio Calatayud dice: “Han hecho mucho daño esas campañas que alientan las relaciones sexuales tempranas”.

A la vista de estos datos, el fiscal nos hace caer en la cuenta de la necesidad de la protección a la familia que es insustituible en la educación y en la necesidad de la educación en valores estables. No se arreglan las cosas clamando por un endurecimiento de las penas, la verdadera solución llegará cuando seamos capaces de reflexionar y ser conscientes que jugamos con fuego y no nos podemos quejar si después nos quemamos.
El caso de tanta “Marta del Castillo”, clama para que nos decidamos de una vez a poner los cimientos de una educación en valores y a favorecer la familia; es triste que cuando en España se está intentando corregir un poco el desvarío, surjan tantos defensores de no se sabe qué…, para que continuemos como estamos, para que sigan aflorando otras Martas y después comencemos la misma rueda de la queja sin verdaderas soluciones.

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