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miércoles, 23 de enero de 2013

Aportación al Año de la fe

La Creación del mundo

Dios ha creado el mundo por amor. Cfr. Compendio del Catecismo nn. 295-301 y 317-320
n  ¿Cómo ha creado Dios el universo?
n  Dios ha creado el universo libremente con sabiduría y amor. El mundo no es el fruto de una necesidad, de un destino ciego o del azar. Dios crea «de la nada» (–ex nihilo–: 2 M 7, 28) un mundo ordenado y bueno, que Él transciende de modo infinito. Dios conserva en el ser el mundo que ha creado y lo sostiene, dándole la capacidad de actuar y llevándolo a su realización, por medio de su Hijo y del Espíritu Santo.
n  "En el principio, creó Dios el cielo y la tierra" (Génesis 1,1).
n  Dios creó el mundo de la nada. Las cosas pequeñas y las grandes.
n  Al contemplarla, es fácil dar gloria y alabar a Dios.
n  Dios quiere que los hombres cooperemos en su obra: trabajar y dominar la tierra.
n  Sólo Dios es propiamente eterno, es decir, no tiene principio ni fin.
n  En Dios no hay pasado ni futuro, sino un presente inmutable.
n  Dios quiso crear el mundo, y especialmente el hombre, que está hecho a su imagen y semejanza, y nos preparó el mundo con todas sus maravillas.
n  Dios hizo todas las cosas con sólo su querer y lo creó todo de la nada.
n  Antes de que Él lo creara, no existía nada.

Crear no es lo mismo que fabricar
n  Crear quiere decir "hacer que exista algo que antes no existía, sacándolo de la nada".
El hombre no puede crear: sólo Dios puede crear
Decimos que Dios ha creado el mundo, y no que Dios ha fabricado el mundo, para indicar que, cuando empezó a existir, no había nada, siendo Dios quien hizo que existiera. Crear quiere decir "hacer que exista algo que antes no existía, sacándolo de la nada". El hombre no puede crear; puede modificar, por ejemplo, el cauce de un río, o fabricar un tejido usando como materia el algodón o las fibras sintéticas, o montar un coche uniendo las distintas piezas.
n  El mundo es una manifestación de la perfección divina, un reflejo de lo que es Dios, y el mundo canta la gloria de Dios.
n  Pensando en el hombre Dios creó todas las cosas y las puso en sus manos.
n  Cuando contemplamos una obra de arte -una catedral, por ejemplo-, nos maravillamos y alabamos el genio de sus autores. Aquella obra de arte es una gloria para los que la construyeron.
n  Al contemplar la grandeza del mundo: los astros, el mar, las plantas; al mirar la perfección de las cosas más pequeñas: un pajarillo, un insecto, nos maravillamos y alabamos a Dios que es su autor. El mundo es una manifestación de la perfección divina, un reflejo de lo que es Dios, y el mundo canta la gloria de Dios. A esa glorificación debe unirse el hombre, no solamente por ser la criatura más perfecta de la creación visible, sino, además, porque Dios ha puesto todas las cosas a su servicio. Pensando en el hombre Dios creó todas las cosas y las puso en sus manos.
n  Dios ha querido que el hombre domine la creación trabajando y sacándole todo su fruto.
Así como en la creación Dios lo hizo todo muy bien, así el hombre tiene que hacer las cosas bien y por amor a Dios. Dios podía haber creado las cosas tal y como existen, por ejemplo, las mesas, las casas, las centrales eléctricas...; pero ha querido que el hombre domine la creación trabajando y sacándole todo su fruto. Cuando el hombre trabaja, colabora con Dios para dominar la creación, ya que Dios así lo quiso.
Así como en la creación Dios lo hizo todo muy bien, porque es Dios y porque le mueve el amor que tiene a los hombres, así el hombre tiene que hacer las cosas bien y por amor a Dios, para que cuando Dios vea ese trabajo pueda decir: "Lo que hace el hombre, está bien hecho". Hay que hacerlo poniendo esfuerzo y ofreciéndolo a Dios.
n  Si Dios no conservase el mundo, desaparecería y volvería a la nada.
n  Dios gobierna este mundo, y de manera especial a los hombres, con unas leyes que están impresas en su naturaleza, respetando siempre la libertad que les dio como uno de los grandes regalos.
Ofrecer el trabajo del día y mostrar agradecimiento al Señor
n  Al empezar el día, recita una oración como esta:
¨  "Te adoro, Dios mío, y te amo de todo corazón; te doy gracias por haberme creado, hecho cristiano y conservado esta noche; te ofrezco todas mis obras, y te ruego que me guardes en este día de todo pecado y me libres de todo mal. Amén".
Tener confianza en Dios
n  El conocimiento de la Providencia que Dios ejerce sobre el mundo y sobre cada uno de nosotros nos debe llevar a una decisión confiada de ponernos en sus manos.
n  Ese abandono en las manos de Dios será la fuente de nuestra serenidad, seguridad y alegría.
n  Un propósito para avanzar: Procurar hacer todas las mañanas el ofrecimiento de obras al levantarse.
n  Acostumbrarse a ofrecer a Dios el estudio y el trabajo, haciéndolo lo mejor posible.

 

 

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