De
ordinario, se convence uno mejor por las razones que halla por si mismo que por
las que vienen del espíritu de otros.
El
hombre no sabe dónde situarse. Está claramente extraviado, ha caído de su
verdadero lugar sin poder volver a encontrarlo. Lo busca por todas partes con
inquietud y sin éxito, en tinieblas impenetrables.
El
hombre está hecho de tal manera que, a fuerza de decirle que es tonto, se lo
cree. Y a fuerza de decírselo a sí mismo, también se lo cree. Porque el hombre
tiene consigo mismo una conversación interior, que importa mucho ordenar bien. Las
malas conversaciones corrompen a las buenas costumbres. Es conveniente
mantenerse en silencio todo lo que se pueda, y no hablar más que de Dios, que
se sabe que es la verdad; y así nos persuadiremos a nosotros mismos de la
verdad.
(Blaise
Pascal)
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