Humor:
“Pena y melancolía no la quiero en casa mía.”
En
medio del ajetreo, las prisas y el estrés; el humor y la capacidad
de reírnos de nosotros mismos constituyen un respiro de aire fresco
con el cual afrontar las tribulaciones de la vida diaria y más aún,
de darles una chispa de alegría. Santa Teresa tenía esto muy claro
y no reparaba en reírse de sí misma ante sus propias limitaciones:
“algunas veces me río y conozco mis miserias (V. 30, 11).
El Papa
Juan Pablo I, describía a Santa Teresa como una mujer que “sabe
sonreír, reír y hacer reír.” Una sonrisa a tiempo puede
transformar la percepción de cualquier situación adversa. Imitemos
el ejemplo de esta santa y procuremos llevar y compartir una vida
alegre.