Nunca te sientas culpable por marcar a tus hijos unos patrones de
comportamiento adecuados. Si no se los enseñas, nunca sabrán qué es lo que se
espera de ellos.
Comentario: Los niños
aprenden rápido de nuestros actos y saben tomar la medida del adulto, como si
su principio fuera el de "las normas están para saltárselas", pero es
que a veces no tienen norma que saltar porque estas no existen o no están claras
para el menor.
1. "Dúchate antes de ver la tele". Establece normas consistentes
y acompáñalas de unas consecuencias; es decir, lo que quieres que tu hijo
cumpla y lo que ocurrirá si no lo hace. Siguiendo el ejemplo, si tu hijo no se
ducha y enciende la tele, apágala de inmediato y adviértele de las
consecuencias: si no se ducha, no podrá coger el mando durante el resto del
día. Si haces esta advertencia y sigue desafiando, no cedas, aunque se duche
más tarde, deberá cumplir las consecuencias.
2. "Recoge los juguetes del suelo". Sé conciso en las normas, sin
adornos que le puedan despistar y sin generalizaciones que le impidan entender
lo que le estás pidiendo. Si le dices que recoja la habitación, probablemente
no entenderá que tiene que recoger los juguetes, ordenar los cuadernos, etc. Es
mejor que le digas lo que quieres de manera explícita.
3. "Tu padre y yo queremos que hagas la cama los sábados". Ponte
de acuerdo con tu marido o mujer, con las personas que conviven con tu hijo
para establecer las normas. Si no hay acuerdo entre vosotros, habladlo lejos de
la presencia de vuestro hijo para no perder autoridad ante él.
4. "Vete a la cama, por favor". Dale una sola instrucción. Si
avasallas al niño con varias órdenes a la vez (por ejemplo: lávate los dientes,
lee un capítulo del libro que hay en la mesilla y acuéstate), acabará por no
hacer nada de lo que se le ha pedido teniendo en cuenta que su capacidad de
retentiva es limitada y, en los más pequeños, la capacidad de planificar y
priorizar tareas no está desarrollada.
5. "Lávate los dientes antes de acostarte". Dirígete a tu hijo
por su nombre y mírale a los ojos cuando le des una norma, asegurándote siempre
de que te está prestando atención y está entendiendo lo que tratas de
transmitirle.
6. "Vamos a recoger juntos los juguetes". Cuando el niño es
pequeño, acompáñale en el comienzo de la acción para que aprenda lo que se le
está pidiendo y después dale la oportunidad de hacerlo solo.
7. "Como no apagaste la tele cuando te lo pedí, no podrás verla
mañana. Acuérdate siempre de hacer los deberes antes de poner la
televisión". Aplica siempre las consecuencias que tenías previstas. Ten
presente que el refuerzo positivo es fundamental para que la conducta apropiada
se repita en el futuro y que el castigo impuesto se debe cumplir inmediatamente
después de la realización de la conducta inadecuada, acompañándolo SIEMPRE de
una conducta alternativa, aquella que quieras que muestre en el futuro. Ten en
cuenta que si no se le enseña lo que debería haber hecho, puede que nunca lo
haga.
Las normas tienen un objetivo, el de guiar a nuestros hijos en su camino
para que no se sientan perdidos y necesitan de ellas tanto como el afecto que
les muestras. Nunca debes sentirte culpable por marcar unos patrones de
comportamiento adecuado, si no se los enseñas, nunca sabrán qué es lo que se
espera de ellos. Y por supuesto, nunca olvides elogiar lo que tu hijo hace
bien, es mejor aplicar el refuerzo positivo que vivir siempre bajo la amenaza
del castigo.