Opiniones personales. Opiniones ajenas. Mafalda. Otros

sábado, 22 de marzo de 2014

La sabiduría de la vida

El hombre viejo ...

Un hombre de 92 años, bien vestido, cuidaba mucho su apariencia; se está cambiando a una casa de ancianos. Su esposa de 70 años murió y él se ve obligado a dejar su hogar.

Después de esperar varias horas en la recepción, gentilmente sonríe cuando le dicen que su cuarto está listo.

Conforme camina lentamente hacia el ascensor, le describo su cuarto: «Me gusta mucho», dijo con entusiasmo. 
«Señor, usted aún no ha visto su cuarto, ya casi llegamos».
«Eso no tiene nada que ver», contesta. «La felicidad yo la elijo por adelantado.  Si me gusta o no el cuarto no depende del mobiliario o la decoración, sino de cómo yo decido verlo». «Ya está decidido en mi mente que me gusta mi cuarto. Es una decisión que tomo cada mañana cuando me levanto».

« Yo puedo escoger: Puedo pasar mi día  en cama enumerando todas las dificultades que tengo con las partes de mi cuerpo que no funcionan bien, o puedo levantarme y dar gracias al cielo por aquellas partes  que todavía trabajan bien ».

«Cada día es un regalo, y mientras yo pueda abrir mis ojos, me enfocaré en el nuevo día, y todos los recuerdos felices que he construido durante mi vida».

«La vejez es como una cuenta bancaria: Tú retiras al final lo que has depositado durante toda tu vida».


viernes, 21 de marzo de 2014

Otra historia interesante

El pasado 14 de febrero la BBC publicó un artículo de la hematóloga canadiense Jacalyn Duffin sobre su participación en la investigación de un milagro. La doctora, de 64 años, es también una prestigiosa historiadora: ha presidido la Asociación Americana de Historia de la Medicina y la Sociedad Canadiense de Historia de la Medicina, y es catedrática de esa disciplina en la Queen´s University de Kingston (Canadá).

"Mirando por el microscopio, ví una letal célula de leucemia y decidí que el paciente cuya sangre estaba examinando tenía que estar muerto": era el año 1986 y, aunque ella en ese momento no lo sabía, ése iba a ser su primer contacto con las canonizaciones de la Iglesia. De hecho, la muestra de médula que estaba observando pertenecía a una joven de treinta años aún viva, en quien se estaba estudiando un milagro con vistas a la canonización del primer santo canadiense, Marie Marguerite d´Youville (1701-1771), fundadora de las hermanas de la Caridad, beatificada por Juan XXIII en 1959 y efectivamente elevada a los altares por Juan Pablo II en 1990.

Lo curioso es que la Iglesia parecía inclinada a descartar el caso como milagroso, porque había una posibilidad de que la primera remisión de la enfermedad de la mujer pudiese atribuirse a la  quimioterapia. Sin embargo, "los expertos en Roma aceptaron reconsiderar su decisión si un testigo ´a ciegas´ reexaminaba las muestras de nuevo y encontraba justo lo que yo acababa de encontrar", cuenta Jacalyn.

Atea y casada con un judío
Ella mandó su informe sin saber para qué: "Nunca había oído hablar del proceso de canonización y no podía saber que la decisión requeriría tanta deliberación científica". Bastante tiempo después, la doctora Duffin fue invitada a testificar ante el tribunal eclesiástico, y como su estudio primero y sus palabras después fueron decisivas para impulsar la causa, también fue invitada a la ceremonia en la Plaza de San Pedro. "Al principio dudé para no ofender a las religiosas, porque yo soy atea y mi marido es judío. Pero estaban encantadas de incluirnos en la ceremonia, y tampoco podíamos renunciar al privilegio de ser testigos del reconocimiento al primer santo de nuestro país".

Le obsequiaron con un ejemplar de la Positio, el documento-de-documentos de todo proceso de canonización, que incluía todo el caso del milagro, incluidos sus trabajos y observaciones. "De pronto comprendí entusiasmada que mi trabajo médico estaba en los archivos vaticanos, e instantáneamente la historiadora que hay en mí se preguntó por otros milagros utilizados para canonizaciones pasadas", recuerda.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Insisto con la gratitud

Seamos agradecidos con las personas que nos hacen felices. Son los jardineros que hacen florecer nuestras almas.-Marcel Proust
La gratitud es el signo de las almas nobles. -Esopo
Si en la vida tu única oración fuera “gracias”, con ella sería suficiente.
-Eckhart
De gente bien nacida es agradecer los beneficios que recibe. -Miguel de Cervantes
La ingratitud es la esencia de la maldad. -Immanuel Kant
La gratitud es la forma más exquisita de la cortesía. -Jacques Maritain
 “Cuando bebas agua, recuerda siempre a la fuente.” Proverbio chino
“No hay en el mundo exceso más bello que el de la gratitud.”
—Jean de la Bruyère


domingo, 16 de marzo de 2014

Relativismo 2

¿Y que caracteriza al relativista?
1.   El egoísmo. A mí que me importa lo que hagan los demás…
2.   La superficialidad, no asume responsabilidades personales y mucho menos sociales
3.   Actitud crítica. La actitud de quien de manera sistemática critica todo. Bajo el espíritu crítico se oculta la justificación de una problemática personal no resuelta, o el vacío interior por la falta de verdaderas convicciones.
4.   Dificultad para el verdadero diálogo. El diálogo consiste fundamentalmente en intercambio de ideas, contenidos o impresiones, pero como el relativista no puede tener una actitud de respeto hacia alguien que manifieste una verdad, en ese momento lo acusará de “dogmático”, con lo que termina la discusión.
5.   Contradicción interna. aunque se diga respetuoso con los demás, es intransigente especialmente cuando hay alguien que lo confronta o contradice.
6.   Sobrevaloración de la inteligencia. Esto acarrea una exagerada seguridad subjetiva de conocer la verdad. Se cae en la autosuficiencia, en la inflexibilidad y en la rigidez y dificulta el diálogo.
El REALISMO COMO ANTÍDOTO
Asumir el realismo significa no sobrevalorar la propia inteligencia, sino admitir su limitación. No reducir ni simplificar la realidad, sino reconocer su riqueza y complejidad. No prescindir de la realidad para fundamentar la verdad, y recordar que la verdad está en las cosas, antes que en la inteligencia.
El realismo es la postura de pensamiento para adquirir conocimiento, entre el relativismo y el dogmatismo. La persona realista funda su vida en la verdad. Está convencida de que la verdad es objetiva y universal, aunque reconoce que el acceso a ella no es tarea fácil. La persona que está en la realidad está centrada, con los pies en la tierra, sabe lo que quiere, y lo que quiere es lo mejor para ella por lo que su vida tiene sentido. Es equilibrada, coherente, pues vive como piensa, y su conocimiento es verdadero de tal modo que su conducta se ajusta a su pensamiento y éste coincide con la realidad.
Condiciones para conocer la realidad
• Reconocer que las cosas poseen su propia verdad.
•   Situarse ante las cosas con intención de descubrir la verdad en ellas.
• Convencerse de que la inteligencia humana tiene capacidad de conocer la verdad objetivamente. Saber que hay factores que pueden enturbiar el conocimiento intelectual como la imaginación, los sentimientos, la impresión sensible que las cosas producen en la sensibilidad.
• Reconocer que hay realidades complejas que nos cuesta comprender ya que no tenemos la inteligencia de Dios. Y aprender de Sócrates la inmensidad de nuestra ignorancia.
El realista fundamenta sus conocimientos. Así sabe distinguir lo importante de lo secundario. También sabe que en muchas ocasiones ha de fundamentar su conducta en juicios hechos por otras personas, por lo que en esas circunstancias ha de poder comparar los juicios opuestos y así valorar pros y contras, y versiones antagónicas para sacar conclusiones serenas y objetivas. Ante una decisión importante, el realista sabe que “cuatro ojos, ven mejor que dos”. 
CONCLUSIONES
Actitudes que favorecen el realismo
Amar la verdad desinteresadamente con apertura para cambiar de opinión si la nueva información lo requiere, lo cual es consecuencia de la humildad de estar aprendiendo constantemente.
El conocimiento de los demás junto al afán de ayudarlos, se traduce en comprensión, también nacida del humilde conocimiento de nuestras miserias y de nuestras virtudes.
La humildad como virtud que ayuda a vivir en la realidad. La sinceridad, hablar en verdad y el conocimiento propio, virtudes y defectos. El realismo da paz interior y seguridad personal.