El cuento de Pinocho es la historia del alma
humana en su viaje de evolución espiritual. Pinocho es creado bajo la
influencia de dos personajes, uno masculino y otro femenino (que simbolizan los
dos aspectos de Dios.)
Es tallado por el carpintero Geppetto, y el
Hada Azul le da vida. Al mismo tiempo, el Hada elige a un grillo llamado
Pepito y le encomienda una misión: permanecer junto a Pinocho y ser su
conciencia ( Esto significa que Dios pone junto a cada alma la conciencia de la
verdad, que la acompaña siempre dentro de si misma.)
El mayor deseo de Geppetto es que Pinocho
llegue a ser un niño de verdad. Y sabe que su deseo sólo puede hacerse realidad
si Pinocho aprende y crece, por lo que lo envía a la escuela, (nuestro
desenvolvimiento es un proceso de aprendizaje permanente.)
Pinocho sale por la puerta principal
conducido por su padre, y lo hace cargado de propósitos, con el anhelo profundo
de convertirse en algo superior: en un niño de verdad. Pero cuando sale al
mundo surgen los problemas. Haciendo uso de su libertad recién
descubierta, Pinocho toma algunas decisiones equivocadas, y sucumbe ante la
tentación del orgullo. A pesar de las protestas de Pepito Grillo sigue a
Juan el Honrado y se une a una compañía de circo. (La característica fundamental
del alma es el libre albedrío que podamos en cada momento elegir.)
En su representación teatral Pinocho
recibe grandes aplausos, y está muy contento, pero después de la actuación lo
encierran en una jaula (El dejarnos llevar por el orgullo, por el "yo", puede darnos
placer, pero a la larga siempre produce dolor, porque esclaviza el alma.)
El Hada Azul acude junto a él, preguntándole
la causa de su encierro, y Pinocho intenta justificarse ante ella diciendo
mentiras; pero con cada mentira que dice le crece la nariz. Entonces
Pinocho descubre que el mal no puede ocultarse, y reconoce sus errores con
honestidad, arrepintiéndose de ellos (lo mismo ocurre con nosotros; mientras
nos auto justificamos y no reconocemos nuestros errores ante Dios y ante nosotros
mismos, no podemos aprender.)
El Hada entonces le libera y recibe otra
oportunidad. Pepito Grillo está decidido ayudar a Pinocho a no salirse del buen
camino, pero tardan poco en presentarse nuevas tentaciones. Vuelve aparecer
Juan el Honrado, que le invita a la Isla del Placer, un lugar donde los niños
pueden divertirse todo el día y satisfacer todos sus deseos. Pinocho no puede
resistir la atracción de viajar a la Isla y se une al grupo. (Nuestra
gran tentación es no tener que esforzarnos, recibirlo todo a cambio de nada.)
Y ocurre que cuando Pinocho y los demás niños
llevan en la Isla demasiado tiempo, empiezan a convertirse en burros y a
olvidarse incluso de hablar. (Lo mismo pasa con el alma humana, cuando se
embrutece por la indiferencia y la satisfacción permanente del deseo; se olvida
de quién es y de cuál es su misión.)
Pero Pinocho se da cuenta a tiempo. Cuando
descubre que les están saliendo orejas y rabo de burro, se dirige a Pepito
Grillo para pedirle ayuda. Esto le salva, porque Pepito Grillo sabe cómo puede
escaparse de la Isla. En cuanto están libres empiezan a buscar a Geppetto. Pero
vuelven a su casa y descubren que ha desaparecido; ha ido a buscar a
Pinocho. (Esta imagen tiene una importancia fundamental, pues nos da a
entender que no sólo buscamos nosotros a Dios, sino que Dios nos busca a
nosotros también.)
Pinocho recibe indicaciones sobre el paradero
de su padre. Podrá encontrarlo en el fondo del mar, en el vientre de una gran
ballena que se tragó la barca de Geppetto. (El animal marino es un
antiguo símbolo de la reconciliación del espíritu y la materia. El mar es un
símbolo del inconsciente. Así, el cuento nos dice que encontraremos nuestra
inspiración espiritual, nuestra verdadera naturaleza, en nuestro propio yo
inconsciente, en el fondo de nosotros mismos.)
Cuando Pinocho y Pepito Grillo buscan a
Geppetto en el mar, los traga la misma ballena. En el vientre de ésta tiene
lugar una alegre reunión de Pinocho con su padre, pero pronto se dan cuenta que
deben escaparse para seguir juntos a la luz del día y en tierra firme.
(Dicho de otro modo, nuestro viaje espiritual no termina cuando empezamos a
reencontrarnos con nuestras profundidades espirituales en nuestros sueños, en
nuestras oraciones, o en nuestras meditaciones. El paso siguiente es llevar
este estado superior de la conciencia a la vida diaria, y eso suele ser lo más
difícil.)
En el cuento, Pinocho tiene un plan. Se le
ocurre un modo de escapar que requiere mucha fuerza y valor, y lo consigue.
Pero cuando están en medio del mar, Geppetto parece que se va ahogar y Pinocho
se sacrifica para salvarle. (Y esta es precisamente la clave, lo que le
va hacer merecedor de ser un niño de verdad; el amor desinteresado. Cuando la
necesidad del otro es más importante que la mía, cuando "yo" dejo de
ser yo y el centro de mi vida, se abre la puerta que deja paso al milagro.)
Al volver Geppetto en sí en la playa, se
encuentra a su lado el cuerpo sin vida de su hijo. Muy afectado se lo lleva a
casa y lo deposita en la cama. Pero la acción de amor del niño, dando su vida
por su padre, le ha hecho merecedor de ser un niño de verdad. Este resucita y
se cumple así su destino; ser un niño verdadero. (Este
cuento es el símbolo de nuestro propio viaje de desenvolvimiento espiritual.)