Si no
conectas con el público, el público se conectará por su cuenta.
Para
provocar el sueño lo mejor es tener el sol detrás, pero también ayuda mucho ser
monótono.
No hay que
castigar más a los presentes que a los ausentes.
La atención
no se merece, hay que ganársela.
Si el que
habla no pone entusiasmo, no puede pretender que lo ponga el que escucha.
No hay que
crearse la obligación de decir más de lo que pueden recibir los que asisten.
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