La justicia no espera ningún premio. Se
la acepta por ella misma. Y de igual manera son todas las virtudes.
La naturaleza quiere que la amistad sea
auxiliadora de virtudes, mas no compañera de vicios.
El que seduce a un juez con el prestigio
de su elocuencia, es más culpable que el que le corrompe con dinero.
Mi conciencia tiene para mí más peso que
la opinión de todo el mundo.
No basta con alcanzar la sabiduría, es
necesario saber utilizarla.
La amistad comienza donde termina o
cuando concluye el interés.
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