A veces, cuando tengo
que etiquetar alguna entrada del blog, dudo sobre la clasificación que debo ponerle;
esto me pasa sobre todo en las entradas clasificadas como “sabiduría” y “sentido
común”. Llevo tiempo pensando sobre ello y cada vez me convenzo más que el
sentido común –el menos común de los sentidos- es casi siempre manifestación de
sabiduría y al contrario, la sabiduría, para que realmente lo sea, necesita del
sentido común.
Actualmente, en esta
sociedad en la que vivimos, sucede algo curioso y es a mi juicio, que el
sentido común brilla por su ausencia. La causa, pienso que es el
relativismo, con la simpleza tan en boga del “todo es relativo”, caemos en
flagrantes contradicciones: ya la frase entrecomillada es absurda porque esa
afirmación tendría que llevar una aclaración que podría ser: “excepto esta
frase”.
Queriendo defender una
supuesta libertad de pensamiento, el relativista de turno quiere imponernos a
los demás lo que él considera por encima de cualquier asomo
de discusión o de opinión.
Se habla mucho de
crisis, crisis económica, de valores, ética, etc. pero tengo para mí que la
verdadera crisis, madre de las anteriores, es la crisis del sentido común.
La forma de atajarla
pienso que vendría por el camino del pensamiento, del estudio, de la
reflexión. Interiorizar cada uno lo que dice Pascal y que está recogido en este
blog: “El hombre está hecho esencialmente para pensar…”.
Vemos muchas cosas
pero nos tenemos que acostumbrar a reflexionar sobre ellas y sacar
conclusiones. Se ha dicho que la historia es la maestra de la vida, no
despreciemos a semejante maestra ignorándola.
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