La verdad
se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.
Los hombres son como los vinos: la edad
agria los malos y mejora los buenos.
Si hacemos el bien por interés, seremos
astutos, pero nunca buenos.
Todas las cosas fingidas caen como flores
marchitas, porque ninguna simulación puede durar largo tiempo.
La honradez es siempre digna de elogio,
aún cuando no reporte utilidad, ni recompensa, ni provecho.
Si quieres aprender, enseña.
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