Los
muros que nos aprisionan son mentales, no reales.
Un oso
recorría constantemente, arriba y abajo, los seis metros de largo de la jaula. Cuando,
al cabo de cinco años, quitaron la jaula, el oso siguió recorriendo arriba y
abajo los mismos seis metros, como si aún estuviera en la jaula.
Y lo
estaba... para él.
Nuestros
enemigos no son los que nos odian., sino aquellos a quienes nosotros odiamos. .
.
Un
ex-convicto de un campo de concentración nazi fue a visitar a un amigo que había compartido
con él tan penosa experiencia. ”¿Has olvidado ya a los nazis?” le pregunto a su
amigo. “Si”, dijo este. ”Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma.”
Su amigo le dijo apaciblemente: ”Entonces, aún siguen teniéndote prisionero.”
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