Quiero contaros esta historia que ha llegado a mis manos recientemente:
Austria. Días de ocupación nazi . Graves inundaciones en Viena por donde un enfurecido Danubio, agitado y torrencial, más que fluir, borboteaba disconforme y amenazante con aquella realidad histórica de pesadilla que se veía venir.
Austria. Días de ocupación nazi . Graves inundaciones en Viena por donde un enfurecido Danubio, agitado y torrencial, más que fluir, borboteaba disconforme y amenazante con aquella realidad histórica de pesadilla que se veía venir.
Cantidad de mirones, ocupados y ocupantes, agolpados en las
márgenes, no querían perderse el espectáculo. Los mirones fueron multitud
cuando se corrió la voz de que un hombre había caído a las agitadas aguas del
rio. Todo eran comentarios y recíprocas miradas confirmándose que,
efectivamente, un hombre se estaba ahogando... pero nadie se atrevía a saltar
al
agua para salvar, o al menos intentarlo, al infeliz que se ahogaba.
Mas he aquí, que inesperadamente, un joven de resuelto ánimo y firme
determinación se quita su pesado abrigo y se dispone presto a rescatar al
desgraciado.
¡¡ No saltes, muchacho !! ¡¡ El que se está ahogando es un puerco judío... deja que muera... !! ¡¡ No arriesgues tu vida !! ... así gritaba, en
ruín justificación, la multitud vociferante al percatarse de la valiente
determinación del joven en contraste con su cobarde actitud.
El valiente muchacho, desoyendo el parecer del griterío, se lanzó a las
peligrosas aguas del rio y tras duros esfuerzos consiguió poner a salvo al
hombre que estaba ya medio ahogado.
Cuantos habían presenciado estos hechos se arremolinaron alrededor de salvado y salvador y exclamaron asombrados:
¡¡ Gracias a Dios !! ¡¡ Es, en efecto, un alemán !! ¡¡ Está a salvo !!
"Sí, efectivamente, él es alemán... el judío soy yo " dijo el
joven; y se marchó.-
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