Por qué los modales son el pegamento que mantiene unida a
la sociedad
La cortesía
está de vuelta y creemos que el papa Francisco podría estar contento por ello
Desde la
década de 1980, los buenos modales llegaron a percibirse como algo un tanto
anticuado. Todo comenzó con una generación rebelde en busca de la libertad; ya
no sentían la necesidad de usar esas pequeñas “palabras mágicas” de ‘por favor’
y ‘gracias’.
Por fortuna,
hoy, las buenas maneras están protagonizando un regreso que, esperemos, nos
ayudará a vivir juntos en armonía. ¡Y muchos suspiraremos aliviados! Aunque
estos modales puedan dar la impresión a algunas personas de ser vacías
formalidades, lo cierto es que hay mucho más detrás de los someros saludos y
agradecimientos.
Los buenos
modales no son solo fundamentales para la cohesión social, también están en el
corazón de los valores cristianos. Son sinónimo de respeto y humildad y
demuestran en cierto modo igualdad entre las personas. Esos mismos valores son
esenciales para ser capaces de amar, ser amables o hacer buenas obras a diario.
Echemos un
vistazo a la importancia real de la cortesía en la vida diaria de personas de
todas las edades. Y descubramos las tres expresiones que el papa Francisco
considera esenciales para el bienestar de la familia y de la sociedad como
conjunto.
Los buenos
modales son el centro de una vida social gratificante
La cortesía
es como un código entre individuos, ya sea en el seno de la familia, entre
amigos o en el ámbito profesional. Es una manera sencilla de enviar un mensaje.
Al decir “buenos días” a nuestros hijos, “gracias” al tendero local o “por
favor” a un colega, estamos reconociendo a esa persona como individuo y demostrándole
su importancia para nosotros y para la sociedad.
Esto ayuda a
crear un sentimiento de unidad e ilustra como los buenos modales son clave para
permitir que los individuos se desarrollen dentro de un grupo y no se sientan
marginados.
Más allá de
crear buenas relaciones, las buenas maneras también están ligadas a la cortesía
y la empatía. Fomentan la bondad en los demás y el respeto recíproco. Durante una
discusión o un conflicto, la cortesía mejora nuestra capacidad para convencer a
otros, reduce la tensión y anima a los demás a mantener la calma. En otras
palabras, los modales son una herramienta fundamental para la comunicación que
nos permite vivir en armonía con los demás.
Los buenos
modales son una primera lección de respeto para los niños
Enseñar a
nuestros hijos las normas de cortesía les ofrece una herramienta clave para
desarrollarse en sociedad y les ayuda a configurar su personalidad. Incluso
desde la más temprana edad, nuestros pequeños necesitan entender y, en más
proporción cuando crecen, seguir los diferentes códigos de conducta.
Esto ayudará
a nuestros hijos a aprender la importancia de tratar a los demás como les
gustaría ser tratados ellos mismos. Las sencillas normas de etiqueta social les
permitirán desarrollar empatía y recordarles la importancia de la igualdad
entre los diferentes individuos.
Es fácil
transmitir esas buenas formas a nuestros hijos: simplemente debemos
mostrárselas en acción con nuestro ejemplo. Todos sabemos que a los niños les
encanta imitar a sus padres, así que tened esto en mente tanto dentro como
fuera de casa.
Si los niños
ven esas interacciones positivas a su alrededor, seguirán vuestro ejemplo. A
medida que vayan siendo mayores, podéis enfatizar el mensaje explicándoles por
qué tenemos que ser educados, que existe un significado tras esas palabras
sencillas y aparentemente someras. Empleadas con corazón y con alma, encarnan
el amor al prójimo.
Los buenos
modales son esenciales para los valores cristianos
Varios
valores cristianos gravitan en torno a la cortesía. El perdón, por ejemplo, ya
estemos pidiéndolo o concediéndolo. El motivo principal para pedir perdón es
reconocer humildemente nuestros errores, lo cual debería predisponernos también
para perdonar a los demás, a semejanza de Nuestro Padre.
El papa
Francisco incluyó este aspecto fundamental de las buenas maneras en su
Audiencia General del 13 de mayo de 2015, cuando pidió a los fieles —en
particular a las parejas— que usaran tres términos esenciales de la cortesía:
“permiso”, “gracias” y “perdón”. Subrayó la necesidad de mantener siempre la
paz: “En la vida matrimonial se discute, a veces incluso ‘vuelan los platos’,
pero os doy un consejo: nunca terminar el día sin hacer las paces”. ¡Esto es
algo que deberíamos recordar todos los días!
Si dispones de
tiempo, lee tranquilamente lo que el papa Francisco dice sobre el tema de los buenos modales,
con su recordatorio de que “un cristiano que no sabe dar gracias es alguien que
ha olvidado el lenguaje de Dios”.
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