7. Peleas
El matrimonio muchas veces no se comprende porque no
asume algunas cosas con claridad y objetividad. Alguien ya dijo que “lo que es
asumido no es caro”. Muchas discusiones surgen porque las cosas no están bien
definidas.
8. Dinero
El matrimonio pelea más cuando sobra dinero que cuando
falta. Cuando sobra dinero, el matrimonio no se pone de acuerdo sobre la forma
de gastarlo. A veces el marido quiere cambiar el auto, pero la esposa quiere
cambiar los muebles… y así siempre. Si no hay madurez en el matrimonio, el
dinero puede dividirlo de muchas maneras. Todo el dinero del matrimonio,
independientemente de quien gana, debe ser colocado en común, ambos opinando y
decidiendo sobre su uso.
9. Educación de los hijos
Lo esencial es que el matrimonio sea unánime en la
educación, esto es, ambos deben actuar de la misma forma, sin contradecirle en
lo que dice y hace con los hijos. Para ello es preciso que el casado sea unido
y dialogue mucho, de modo que se encuentre la forma común de llevar a los
hijos.
10. Temperamento
Se habla mucho del fracaso de una pareja por
“incompatibilidad de caracteres”. En la mayoría, los cónyuges tienen
temperamentos diferentes, y es exactamente la armonización de esa diferencia,
forjada por el amor vivido cada día, lo que hace bella la vida juntos. No hay
temperamento fuerte o difícil que no pueda ser forjado en el fuego del
verdadero amor.
11. Falta de delicadeza y reproches
La falta de delicadeza y atención es uno de los puntos
tristes en la relación de muchas parejas. Un trato frío y distante revela falta
de amor y de unión. Es fundamental que cada uno incentive al otro a ser mejor y
haga cumplidos a tiempo.
Es preciso apreciar el esfuerzo que uno hace para
agradar al otro. ¡Cuantas mujeres se quejan de que el marido no nota y no
elogia su nuevo peinado, o su vestido nuevo, etc.!
Peor aún que la falta de atención es el reproche.
Muchas veces, uno menosprecia y humilla al otro con críticas pesadas. Lo peor
de todo es que esos reproches, no raramente, son hechas en presencia de otras
personas.
Es necesario cambiar las actitudes de reprobación por
palabras de aprobación e incentivo. La desaprobación y la crítica ácida son
peores que la agresión física. Muchos tienen el hábito de notar sólo lo que el
otro tiene de negativo, en lugar de enaltecer y agradecer a Dios por lo que el
otro tiene de bueno. Nunca critiques a tu esposa, sin antes recordar una de sus
cualidades. Recuerda: las personas reaccionan mejor al elogio que al reproche.
Dos frases de oro en el matrimonio son: “Perdóname” y
“Te quiero”. Si supiéramos pedir perdón y perdonar, seríamos felices. Además,
es preciso también expresar en palabras el amor al otro. ¡Y qué difícil es para
muchos! Especialmente para los maridos.
12. Apariencia física
Una de las razones que enfrían la relación de pareja
es el descuido de la propia apariencia. A ningún marido le gusta llegar a casa
y encontrar a su esposa desaliñada, mal vestida, etc. La mala apariencia
complica la relación. Hay mujeres que cuidan bien la casa, los niños, pero se
olvidan de sí mismas; viven desarregladas. También está el cónyuge que no busca
complacer a su esposa cuidando su propia presentación.
13. Reclamación y autocompasión
Muchas personas son exageradamente hoscas, reclaman de
todo y a todos, nunca están satisfechas con la vida. En verdad, el problema
está dentro de ellas y no fuera. Son llenas de autocompasión, autoestima, que
se consideran víctimas de todo. En el matrimonio, esto es una tragedia. Nadie
soporta vivir con una persona desagradable, siempre protestando. Este
comportamiento agría cualquier relación e impide el crecimiento del matrimonio.
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