Se
habla mucho de crisis: crisis económica, crisis financiera… Estas
crisis materiales tienen raíces espirituales y morales; y para
resolverlas no basta con aplicar medidas puramente humanas. Hay que
renovar las conductas, vivificar la fe, potenciar el sentido moral de
la existencia. Y para esto necesitamos testigos de Cristo, santos.
Eso es lo que necesita el mundo, por encima de todo: santos.
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