El tercer consejo es:
Tener una voluntad de hierro. Fuerte, rocosa, como las raíces de un olivo centenario. La psicología
moderna considera que es más importante la voluntad que la inteligencia y
necesita ser educada desde los primeros años de la vida. Una persona con
voluntad consigue que sus sueños se hagan realidad. Llega en la vida más lejos
que una persona inteligente. Y, por el contrario, una persona sin voluntad o
con una voluntad débil, frágil, endeble, está siempre a merced de sus
caprichos, pendiente de la filosofía del me
apetece e incapaz de renunciar, de negarse, de aplazar el gusto por algo
concreto que en ese momento aparece delante de él. Uno de los indicadores más
claros de la madurez de la personalidad es este: tener una voluntad bien educada, que no hace lo que le pide el cuerpo,
sino lo que es mejor para uno mismo.la voluntad es la joya de la corona de
la conducta.
Tener un buen equilibrio entre corazón
y cabeza. Los dos grandes
componentes de nuestra psicología son el mundo de los sentimientos y de la
razón. Ni demasiados sensibles, rozando la susceptibilidad, ni excesivamente fríos
y racionales. Decía Pascal que “el corazón tiene razones que la razón desconoce”.
Nuestro primer contacto con la realidad es emocional: me gusta esa persona, me
cae bien, me agrada este ambiente… Amor e inteligencia deben formar un binomio
bien armado. Tener una afectividad sana significa mover bien los hilos de las
relaciones con los demás, cargándolas de sentimientos verdaderos, sin doblez,
descubriendo que lo afectivo es lo efectivo. Y a la vez saber utilizar bien los
instrumentos de la razón: la lógica, el análisis, la síntesis y el
discernimiento. Los padres tenemos aquí un papel central: educar es convertir a alguien en persona.
Tener un proyecto de vida coherente y
realista. Que mire hacia el
futuro. Los cuatro grandes argumentos: amor,
trabajo, cultura y amistad. Cada uno de ellos se abre en abanico. En el
atardecer de nuestra vida se dibujan sus siluetas regalándonos un sabor
especial de haber sido capaces de sacar adelante esta tetralogía contra viento
y marea. El amor es el motor esencial de la vida. El trabajo bien hecho produce
satisfacción interior. La cultura es libertad y plenitud y nos ayuda a entender
la existencia en medio del caos. La amistad es uno de los platos fuertes en el
banquete de la vida: afinidad, donación y confidencia.
La felicidad consiste en
haber conseguido lo que deseabas. Estar contento con uno mismo al comprobar lo
que deseabas y lo conseguido. Es un estado de ánimo positivo al darte cuenta
que has hecho el mayor bien posible y el menor mal consciente.
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