La felicidad se puede
decir de muchas maneras. Consiste en hacer algo que merezca la pena con la
propia vida, cada uno según sus posibilidades y con los pies en la tierra. Para
Sócrates la felicidad estaba en conocerse a sí mismo. Para Platón en el amor.
Para Aristóteles en la búsqueda de la verdad. Epicuro en el vivir bien, en el
placer. Para Séneca en la práctica de la virtud…
El doctor Rojas en un
artículo publicado en el periódico ABC el día 28 de febrero da las siguientes
claves:
Ser capaz de cerrar las heridas del
pasado. Dicho de otra manera: necesitamos
reconciliarnos con nuestro pasado. Superar traumas, sinsabores, impactos
psicológicos y esas colecciones de vivencias negativas que se almacenan en
cualquier biografía: una persona bien armada es aquella que vive instalada en
el presente y lo saborea y le saca partido; ha sido capaz de superar todas las
experiencias dolorosas del pasado con todo lo que eso significa; y vive
fundamentalmente centrada y abierta hacia el futuro… Dicho de otro modo, la felicidad consiste en tener buena salud y
mala memoria… la palabra resentimiento significa sentirse dolido y no
olvidar. Y por ese vericueto uno se desliza por una rampa que termina en
convertirle en neurótico… el resentimiento, el rencor te deteriora por dentro. La felicidad es el sufrimiento superado.
Aprender a tener una visión positiva
de la vida. De uno mismo y de nuestro entorno. El optimismo es una forma sana
de captar la realidad. Y requiere una educación para saber detenerse más en lo
positivo que en lo negativo. Es sorprendente ver a personas que son inmunes al
desánimo y que se crecen ante las dificultades y otras que se derrumban ante el
menor contratiempo y revés de escasa envergadura. ¿Se nace optimista? ¿Puede un
pesimista dejar de serlo?. La clave está en el esfuerzo psicológico personal.
Hay ejemplos de lo que digo, Solchenitzchen, Havel, Boris Cyrulnik, judío que
vio morir a sus padres en un campo de concentración y después fue uno de los
fundadores de la llamada resiliencia: aprender
a soportar situaciones adversas te hace fuerte y te educa para sacar lo mejor
de ti. Nos habla de la capacidad para sacar fuerzas de una experiencia
traumática. Todo un arte.
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