La verdadera cultura está
llena de amores: a la lengua, a la literatura, a la historia, a las ciencias, a
las artes y a los oficios… y, en definitiva, al esfuerzo por ser más humanos.
Es propio de folclóricos
confundir la cultura con el folclore. Son legión los que viven de la cultura y
no la cultivan.
La cultura se convierte
en pedantería cuando el afán de figurar derrota al afán de saber.
Los cargos culturales son
cargos paradójicos. Les toca hacer por oficio lo que hay que hacer por
libertad.
Las subvenciones para
fomentar la cultura fomentan el parasitismo.
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